viernes, 31 de julio de 2009

La Laguna de Chicabal, Quetzaltenango


Cuando viaje a Quetzaltenango, es obligado visitar el Monumento Natural y Cultural "Volcán Chicabal", en cuyo cráter se encuentra la Laguna de Chicabal.

Este es un lugar perfecto para entrar en contacto con la naturaleza y disfrutar de una vista sin igual. A 224 kilómetros de la capital y a tan sólo 24 del departamento de Quetzaltenango, en el municipio de San Martín Sacatepéquez, se encuentra uno de los lugares más bellos del Occidente de Guatemala: el Volcán y Laguna Chicabal.
Esta maravilla natural está rodeada por un área de bosque nuboso, uno de los últimos que queda en el país, que encierra en sí mismo un misticismo especial, porque además es un centro ceremonial y un lugar sagrado. Según los pobladores, la laguna y el volcán están resguardados por los nahuales, seres espirituales que protegen a las personas desde su nacimiento.
Para llegar al volcán necesita un vehículo de doble transmisión por lo escabroso del camino. Primero deberá buscar el desvío hacia el Caserío Toj Mech y seguir el sendero de terracería hasta la Laguna Seca, que está en la falda del volcán. Esta es un área para acampar, en donde se localiza la garita de control de entrada al Parque.

Una vez que llegue a este lugar, la aventura no se hace esperar. Ahí deberá dejar el carro y subir por un camino de tierra pronunciado, durante casi 45 minutos, hasta llegar al mirador. Sin embargo, es importante mencionar que el recorrido no puede hacerse en vehículo porque el camino es para uso exclusivo de las personas que siembran a la orilla del volcán y por la conservación del ecosistema.

En el mirador tendrá que realizar un pequeño descanso para retomar el camino y bajar hacia el cráter por una escalera de 620 gradas, rodeadas de la vegetación del lugar. Si padece de vértigo por ningún motivo mire hacia abajo, porque es sumamente empinado.

Al arribar a la Laguna Chicabal disfrute de la tranquila vista que ésta brinda. Debido a que es un sitio sagrado, al visitante no le está permitido tocar y mucho menos tomar un baño en sus cristalinas aguas, únicamente lo pueden hacer los sacerdotes o chamanes.

Además, es un lugar perfecto para meditar y hacer una visita a los altares que se encuentran cerca de la orilla. Sobre todo, para renovar energías y planear el regreso al mundo real por las mismas gradas o por otro camino parecido al del ingreso.
El camino en sí vale la pena, es una experiencia que no puede dejar pasar, porque el recorrido se realiza en medio de un bosque húmedo, montañoso bajo subtropical, en el que de vez en cuando logran colarse algunos pequeños rayos de sol.

Es un sitio rodeado de nubes que generalmente ocultan su belleza. Pero si el clima lo permite, observará la laguna en todo su esplendor desde cualquier ubicación.

La Laguna Chicabal se encuentra a una altura de 2,712 metros sobre el nivel del mar, tiene una superficie de 19.14 hectáreas, con una profundidad de casi 33 metros, y su parte más ancha mide 575 metros.

Por si esto fuera poco, posee una fauna variada y si el visitante realiza el recorrido en silencio, es posible que vea aves tales como el quetzal, colibrí, gavilán, carpintero collarejo, guardabarranco y lechuza. O los mamíferos, entre ellos: armadillo, ardilla, conejo, tacuacín, coche de monte, taltuza y venado, así como murciélagos.

La flora no se queda atrás, ahí encontrará: paraguas, aretes, campana, malva real, gallito, duraznillo, encino, moquillo, chichicaste, escobillo, naranjillo, aguacatillo, manzano, palo de agua, mano de león, chicharro, canoj, aliso, cacho de venado y caspirol, por tan sólo mencionar algunos.

Así es que, tenga la seguridad de que al estar en la Laguna y Volcán Chicabal vivirá y disfrutará un momento inolvidable entre las nubes y el contraste verde de su vegetación. Y quién sabe, quizás pueda compartir, aunque sea por un breve instante, con los nahuales que protegen el santuario.


Durante el recorrido

Para preservar el ecosistema es imprescindible que atienda las siguientes recomendaciones:

- Ponga la basura en su lugar.
- Respete las plantas.
- No dañe las cortezas de los árboles.
- No destruya los carteles de información.
- No se bañe en la laguna.
- Siga las indicaciones de los guardar recursos.

Se recomienda ir bien abrigado y llevar por lo menos un litro de agua por persona.

El mejor momento del día para observar el volcán y la laguna despejados es como a las 7 la mañana, porque a las 10 se empieza a nublar.

Durante el invierno lleve un poncho plástico o capa.

Si piensa viajar en noviembre, ahí sopla un viento más fuerte acompañado de una brisa ligera.

miércoles, 29 de julio de 2009

Las Grutas del Rey Marcos, Alta Verapaz


El día está espléndido, la carretera parece jalar al automóvil que busca el camino hacia San Juan Chamelco, de ahí a sólo seis kilómetros por un camino de terrecería se encuentra uno de los sitios más impresionantes del territorio guatemalteco, las Grutas del Rey Marcos.
La apacible agua del balneario Cecilinda, no indica para nada que unos metros más arriba se encuentra un mundo perdido de la civilización, en donde a oscuras y con la compañía del eco se esconden unas preciosas esculturas naturales de piedra, producto del arte de la naturaleza, en donde el agua ha moldeado caprichosamente, formas similares a imágenes religiosas o arquitectónicas.

El recorrido inicia cuando Iván, el propietario y guía, nos cuenta un poco sobre la historia de este enigmático lugar, fuente de energía y de celebraciones religiosas. Luego de escuchar atentamente anécdotas interesantes sobre el sitio y de conocer cómo fue descubierto por él, vamos en busca de un par de botas de hule y un casco con linterna incorporada, utensilios indispensables para iniciar la aventura.

Para arriba

Caminamos durante cinco minutos hasta llegar a la entrada, la abertura de medio metro no presenta ningún impedimento para ingresar, al menos para mí, ya que otra de las personas que me acompañan, de complexión robusta, parece entrar justo por el diminuto agujero.


Ya adentro, Iván toma la delantera y avanza por una reducida escalera que nos transporta a un espacio un poco más amplio en donde a no ser por los cascos protectores, la cabeza ya tendría más de algún chichón. El rumor del río se va incrementando a medida que avanzamos y nuestras botas se sumergen casi en su totalidad en el agua fría que corre entre las picudas piedras, un viento ligero se cuela y las esculturas empiezan a aparecer poco a poco.
Un lazo parece ser el vínculo que evitará que no caigamos arrastrados por la corriente del río o bien la señal del camino que, cual Hansel y Gretel, queremos dejar para no extraviarnos.

Entre subidas y bajadas avanzamos hacia adentro, llevamos ya 10 minutos y el clamor del agua más las imágenes de piedra invaden mi mente con la idea de que estamos a punto de presenciar una magnífica obra de arte. Sin embargo, la llegada hacia el final accesible de la cueva me trae de nuevo a la realidad y me hace prestar atención a lo que Iván comenta. Luego ya en tierra o barro firme, apagamos las luces de los cascos y hacemos un minuto de silencio para poder percibir esa energía que aprisionada en este lugar pudiera ser el origen de la vida de los cobaneros, según las leyendas.


Energía, magnetismo o lo que sea, la paz es la máxima sensación de esta experiencia, el cuerpo se relaja, pese a que aún le falta recorrer de nuevo el mismo tramo de regreso y la mente se pone en blanco mientras cubrimos nuestros rostros con barro. Unas cuantas fotos no bastan para captar lo que estas grutas encierran, y pese a que sabemos que es hora de volver, la tranquilidad que nos invade paraliza nuestros pies instándonos a permanecer un rato más.

Ya de vuelta, el camino se hace más fácil, entre resbalones y risas llegamos de nuevo al boquete de entrada. La diferencia es obvia en nuestro atuendo, vamos completamente cubiertos de barro, pero con una sonrisa en los labios y una enorme tranquilidad reflejada en el rostro.

Un cerro sagrado

Iván cuenta que cuando su padre quiso sembrar en los alrededores de la cueva, antes de ser descubierta, los ancianos del lugar le indicaron que debía pedir permiso al Señor del Cerro. Incrédulos, los propietarios no comprendían por qué razón debían hacer algo semejante, pero accedieron a los requerimientos porque nadie iba a estar dispuesto a trabajar en el lugar sin pedir permiso.

Sin embargo, esto los motivó a averiguar las razones por las cuales este cerro era más importante que cualquiera de las prominencias vecinas. Una anciana les relató una serie de historias que les hizo comprender que desde hacía muchas generaciones el lugar era considerado de importancia para los habitantes.

Cuando descubrieron la cueva, los propietarios fueron testigos de una serie de ofrendas cerámicas que habían estado guardadas por, al menos, dos mil años. Ello evidenció la reverencia que tuvieron los antepasados de los actuales habitantes por el lugar.

La cueva aún ofrece muchos misterios, y el visitante puede asomarse a algunos de ellos con el respeto de lo que aún nos queda por conocer.
La Grutas del Rey Marcos fueron descubiertas en octubre de 1998 y abiertas al público en enero de 1999. En tiempos precolombinos era un centro ceremonial, aunque actualmente se realizan en ellas ritos debido a que se supone que aún existe una gran concentración de energía en el lugar.

Se encuentran ubicadas en el balneario Cecilinda a seis kilómetros de San Juan Chamelco en Alta Verapaz.

domingo, 26 de julio de 2009

Cancuén, Lugar de Serpientes. Ruinas Mayas


Para llegar

Al salir de la ciudad de Cobán se conduce, en un vehículo de doble tracción, por la carretera hacia Chisec, luego se toma el desvío hacia Raxuha y de ahí hacia La Isla. En ese lugar se alquila un cayuco con motor fuera de borda. Generalmente estos transportes son para llevar granos, por lo que no cuentan con comodidades para personas y los conductores no están especializados en atender turistas, aunque son muy amables. Antes de aventurarse a Cancuén es necesario hacer contacto con quienes alquilan los vehículos y las lanchas, porque éstas son escasas. Ya que parte de la carretera está en construcción deben tomarse mayores medidas de precaución, sobre todo en La Ventana. Los operadores de turismo aún no planean incluir este destino en sus productos, porque no hay servicios adecuados para atender al turista.


Descubierta hace casi un siglo, visitada por los primeros arqueólogos, mapeada hace tres décadas y trabajada hasta hace unos meses, Cancuén guarda muchos secretos que esperan ser susurrados al oído del viajero que gusta de la aventura.
Nuestra curiosidad había sido despertada por un amigo que redactó un artículo sobre los recientes descubrimientos en una vieja ciudad maya. Los relatos sobre un magnífico palacio, tan grande como una Acrópolis tikaleña, nos recuerdan un panel de Dos Pilas que acabamos de ver en el Museo de Arqueología, donde el soberano aparece acompañado por su esposa, una dama de esta gran ciudad que no ha sido muy publicitada.

Salimos de la capital a buena hora, llegamos hasta Cobán entre las anécdotas, comentarios, bromas y chistes de nuestros anfitriones. Uno a uno se ven muy formales, son miembros de la Asociación de Operadores de Turismo, pero juntos son dinamita, las risas no paran. Las más de cuatro horas de camino por una buena carretera no se sienten. Allí nos espera el organizador del viaje, del Hostal de Doña Victoria.

A las 5:00 de la mañana siguiente nos espera un desayuno típico, necesitaremos esa energía para la caminata. Abordamos tres vehículos de doble tracción y, acompañados de una patrulla policial, salimos a nuestra aventura. En la cuesta de La Ventana las grandes peñas impresionan menos que el espléndido paisaje y la vegetación. Seguimos contando anécdotas y hablamos respecto a nuestras diferentes lecturas sobre Cancuén, los directores del proyecto, Tomás Barrientos, de la Universidad del Valle, Arthur Demarest, de la Vanderbilt, y de sus investigaciones. A lo largo del camino podemos ver el oleoducto. Al llegar a La Isla nos espera el confiado lanchero. En el cayuco nos sentimos transportados a los tiempos idos de la grandeza maya. Según los arqueólogos, la riqueza de Cancuén se debía a que está situada justo en la confluencia natural entre las Tierras Altas y Bajas. Su intenso comercio la hizo punto de paso para muchos viajeros. Los señores de la ciudad aprovecharon esa ventaja y la convirtieron en una gran urbe, que se relacionó con otras grandes metrópolis del Período Clásico, como una alianza con Machaquilá.

Nos imaginamos lo que sentirían los comerciantes que se dirigían a la gran ciudad sobre las aguas del río, junto al vuelo de las garzas que pasan frente a nosotros. Después de viajar algo más de una hora llegamos a una orilla empinada. Con la ayuda de un lazo subimos la cuestecilla y empezamos a recorrer un sendero abierto que nos permite avanzar sin dificultad, hasta que notamos que estamos en la gran ciudad: los montículos nos señalan la ubicación de las regias residencias que albergaron a los nobles y soberanos de Cancuén. Los restos de estelas conmemorativas nos indican lo que fue su emplazamiento original, altares circulares están en el suelo, piedras de las viejas estructuras están diseminadas por todo el lugar.
Nuestra impresión es indescriptible. Queremos sentir lo que vivieron los primeros exploradores. Algo así vio Modesto Méndez en Tikal hace más de un siglo. Estamos frente a la grandeza ida de Cancuén. Antes que los científicos llegaron los depredadores, y por esa razón vemos agujeros abiertos y troncos puestos por los arqueólogos para evitar los desplomes. Nuestro guía no es experto, así que nos lleva de un lugar a otro sin indicarnos exactamente por dónde transitamos, sólo nos muestra un terreno plano y dice: "allí trabajaron los norteamericanos", se refiere a la excavación conjunta con los guatemaltecos. Todo lo que vemos es magnífico, es como ser los primeros descubridores. Antes de dejar el sitio, vemos una mazacuata en un árbol, todos quieren fotografiarla pero yo la dejo tranquila, estamos en su casa y no fuimos invitados. Seguimos el sendero y salimos a un terreno plano y despejado, imagino que así debió ser la plaza, amplia, para recibir a todos los súbditos y visitantes. Unos ranchitos permiten que quienes acampen puedan preparar sus alimentos y, un poco más lejos, están los servicios sanitarios. No nos detenemos. Luego, llegamos a la parte plana, nos sentamos en la hierba, bebemos agua y esperamos que la lancha llegue por nosotros.


Buenos recuerdos

Abordamos la lancha y seguimos río arriba, esto hace el viaje más lento de regreso. El sol está en todo su esplendor, pero de repente una nube nos cubre y, dos minutos después, los ríos celestes se desbordan. La lluvia no cesa por una hora, las bromas no pararon, brotan de cada compañero y hacen el chaparrón más llevadero.
Estuvimos dos horas en contacto con los señores de Cancuén, pero también con los plebeyos, que cantaron, rieron, amaron, sufrieron y disfrutaron de sus días sin saber que nosotros nos enriqueceríamos de su paso por la vida.

jueves, 16 de julio de 2009

Descenso al Hoyo del Cimarrón



Hablar del lugar reta a la imaginación. Es un profundo agujero perforado en sólida roca caliza, ubicado en un área semidesértica en donde los árboles no pasan de los tres metros. Sin embargo, su fondo alberga un silencioso bosque verde intenso con árboles de gran altura,totalmente diferentes a los que se encuentran en su borde.

Ubicado en La Trinidad, en el departamento de Huehuetenango, a un par de kilómetros de la frontera con México,este misterioso abismo ubicado aproximadamente a nueve horas en auto desde la Ciudad Capital, es fuente y motivo de leyendas que fascinan e intimidan a los curiosos que cada año visitan el lugar preguntándose cómo será estar en el fondo y si alguien ha logrado bajar.


Misticismo y leyendas

No faltan los testimonios de personas que dicen haber sentido una gran ansiedad en sus cercanías antes de conocerlo, como si su existencia irradiara una extraña energía que alerta a quienes recorren los caminos próximos. No todos se atreven a pararse en su orilla y, generalmente, en el mirador se inclinan sobre la roca, para tímidamente ver el bosque en su interior y a las aves que suben lentamente en círculos descansando en sus paredes.

La leyenda dice que quienes han intentado bajar han muerto de manera misteriosa y quienes han sobrevivido a tal hazaña se han vuelto locos. Las leyendas son leyendas, pero al contemplar el lugar no deja de pasar por la mente si acaso hay algo de cierto.

Motivados por tantas interrogantes, el 18 de marzo un grupo de 11 exploradores guatemaltecos emprendimos una expedición de estudio hacia este lugar, con el objetivo de tomar muestras de roca y plantas, recorrer su misterioso fondo, adentrarnos en el bosque y buscar especies de flora y fauna que fuesen desconocidas
Una labor de equipo, todos trabajando juntos
El grupo comprendido por dos equipos, uno para el descenso y otro como soporte, seguridad, asistencia y cámaras, comenzó la planificación con tres meses de anticipación evaluando los riesgos.

Para formar parte de la expedición era necesario el conocimiento de cuerdas y equipo de escalada en roca, ascensos, descensos, tranquilidad en situaciones de riesgo y la habilidad de maniobrar a gran altura. Finalmente, el equipo de descenso se conformó por cuatro escaladores experimentados: Manuel Vanegas, Emanuel Lapala y Giancarlo Gazzola y yo.

El equipo de soporte fue conformado por colaboradores y organizadores, junto con una unidad de Bomberos Voluntarios de la 17 Compañía de Huehuetenango para asistencia y primeros auxilios.

Es importante recalcar que el trabajo en equipo comienza en la mesa de planificación, y existía la ventaja de que el equipo de descenso ya había trabajado en otras ocasiones en labores de escaladas y descensos.

Fueron necesarios dos viajes de reconocimiento para medición con GPS (Sistema de Posicionamiento Global), obteniendo como resultados,170 metros de diámetro y 150 en promedio de profundidad, variante desde varias paredes.

En el Cimarrón cabe DOS veces el edificio de Finanzas Públicas. El descenso y ascenso equivalen a bajar y subir por una cuerda dos veces éste edificio.



Preparación y entrenamiento


Bajaríamos con un arnés de cintura, armado junto a un sistema de espalda y pecho proporcionando sostén completo del cuerpo, y unidos a la cuerda por un sistema de descenso. Iríamos preparados con el equipo técnico, para el ascenso en caso de necesitarlo.

Fue vital afinar la condición física pues no utilizaríamos motores, ya que el descenso se haría utilizando nuestras propias fuerzas. Por esa razón realizamos entrenamientos en el puente de La Asunción y simulacros de situaciones de riesgo colgando de la cuerda. Igualmente el simulacro de rescate vertical, que significa asistir y evacuar en la cuerda a integrantes del equipo en pleno descenso y ascenso.

Todos los integrantes de la expedición tomamos cursos de primeros auxilios con la 49 Compañía de Bomberos Voluntarios de Guatemala, especialmente considerando que en el fondo no habría ninguna asistencia adicional disponible.
Los riesgos que enfrentaríamos
El desconocimiento de las condiciones del fondo y la seguridad del bosque.

El primero en bajar estaría solo y sin asistencia mientras se verificaba la seguridad, para que el resto continuara el descenso.

El desplome de roca, con su peso y la velocidad que alcanza al caer, representaba un peligro letal.

Serpientes, alacranes y abejas eran de tener en cuenta, para tomar precauciones adicionales en el campamento.


Llega el momento esperado: descender
Temprano, al día siguiente de arribar, nuestro equipo de descenso hace una revisión final del punto escogido para bajar y comenzamos a preparar los anclajes (donde se amarraría la línea de descenso), igualmente el sistema de poleas para subir a alguien en caso de emergencia, el sistema utilizado reduce al 25 por ciento el peso a cargar. La compañía de las abejas se hizo sentir con un fuerte zumbido, mientras trabajaban en las flores de los árboles circundantes.

El equipo de soporte rodeaba el Cimarrón colocándose en sus posiciones, aún todos tranquilos. De pronto se escuchan por radio las palabras esperadas: ³todos listos², seguido por las respectivas respuestas de cada miembro de la expedición: ³afirmativo². La adrenalina comienza a correr y listos en el borde de la base del descenso, uno a otro hacemos la revisión final del equipo para verificar.

Giancarlo asiste uno a uno en la base de descenso, yo fui el primero en bajar. Una vista impresionante y majestuosa rodeaba cada punto por donde se miraba. La fricción del sistema de descenso y las conversaciones por radio, junto al viento, eran lo único que se escuchaba.

Finalmente, al llegar al fondo el silencio fue impactante, luego de tal emoción se percibe la paz que rodea el lugar.

En ese momento comienza el descenso consecutivo de Manuel, Emanuel y finalmente Giancarlo, quienes ponen en práctica sus años de experiencia. La emoción y un alto grado de concentración invadía a cada uno.

Una vez todos abajo, elevamos la vista y contemplamos el Cimarrón desde abajo: una escena que quién sabe cuántos han tenido el gusto de presenciar. Descansamos y confirmamos al equipo de soporte estar bien. Comenzamos a recorrer la zona rodeando el bosque.

Dimos inicio a la fase de documentación. Una serie de observaciones y fotografías, toma de muestras de plantas, rocas y finalmente, internarnos en el bosque. Manuel y yo realizamos el recorrido final y, luego, me adentro en el bosque cruzándolo diametralmente tomando una serie de fotografías y muestras. Después nos reunimos en el otro extremo.

La curiosidad y el estado de alerta, mezclados con una sensación de fascinación fueron una compañía constante.



Un ascenso aventurado y una noche de paz


Como si la aventura no bastara, Emanuel y Giancarlo iniciaron el ascenso ese mismo día. Prepararon su equipo y luego de confirmar por radio iniciaron la escalada. Les tomó una hora llegar a la base. Su única compañía era el viento y las voces que escuchaban en sus radios, viéndose solamente la luz de sus lámparas moverse en ascenso vertical utilizando sus propias fuerzas.

Subir de noche implicaba alto riesgo, porque no se contaba con ninguna confirmación visual de lo que está sucediendo, pero al mismo tiempo una gran ventaja: las abejas no vuelan en la oscuridad.

Mientras tanto, Manuel y yo ubicamos el único lugar en donde era posible acampar y pasamos la noche en el fondo, para tener más tiempo explorando. Señalamos con barras luminosas el camino hacia la cuerda y un área de resguardo adicional. La noche transcurrió en paz con una magnífica vista y la oportunidad de contemplar el agujero desde abajo de cara a las estrellas y a una luna resplandeciente.


El mítico abismo

El microclima es fresco y con cierta humedad, contrario al encontrado arriba, totalmente seco. El silencio y la vista de las paredes es impresionante. En ellas está acumulada una capa de polvo de varios milímetros que se comprime al tacto y contrario a lo que muchos creen no existen pozas, corrientes de agua o similares. En una de las paredes se avista una fisura donde brilla la humedad, es muy posible que existan corrientes subterráneas cercanas que explicarían la escasa agua que sale de dicha fisura.

El centro del bosque esconde una acumulación de rocas de tamaño y forma diversas apoyando la teoría de que alguna vez fue una enorme cueva cuyo techo colapsó.


Desde arriba pareciera que hay cuevas en uno de los muros, pero son solamente techos de roca inclinada que proyectan una sombra engañosa.

El fondo es más ancho que el borde, como una campana. Esta forma la adquieren los cenotes (agujeros llenos de agua) en donde las corrientes socavan las paredes ampliándolas.

Hay estalactitas pendiendo de agujeros en los muros, a mitad del descenso.

El contrastante bosque con árboles de mediana y gran altura, muy diferente al que rodea el borde, es semi tupido y los arbustos hacen difícil recorrerlo. Solamente encontramos dos extrañas flores, alacranes, arañas, insectos, impresionantes alfombras formadas por finas enredaderas y rocas de gran tamaño rodeadas de huesos de aves. También una serie de plantas de pequeño y mediano tamaño que esperan ser identificadas.


La importancia de un equipo de soporte
Es vital contar con planes emergentes en este tipo de expediciones, entrenamiento, experiencia, una especial planificación y, sobre todo, un grupo confiable de personas capacitadas y dispuestas a auxiliar y asistir. Cada labor por pequeña que parezca, fue la que hizo posible que el descenso fuera un éxito. El equipo de soporte fue integrado por Pedro Mejía y Werner García, respaldados por los Bomberos Voluntarios de la 17 Compañía de Huehuetenango: Irma Estrada, William Vásquez, Walter Gómez, José Cach y Miguel de León.

Leyenda o no, nadie murió y nadie se ha vuelto loco (aún)... o probablemente ya lo estaban por querer bajar.

Esta expedición fue organizada por xplorandoguatemala.com conjuntamente con fotosdeguatemala.com, wildguatemala.com y bigmountainonline.com con el apoyo de viajeaguatemala.com

lunes, 13 de julio de 2009

AVENTURA EN GUATEMALA (EN GENERAL) INTRODUCCIÓN:


ASCENSION DE VOLCANES

Guatemala pone a su disposición 32 volcanes para todos niveles y todos gustos, tres de ellos son todavía activos. El Pacaya con una altitud de 2522m al alcance de todos,el Fuego a 3835m, ascenso difícil de 6/7h y el Santiaguito a 2510m, es el mas belicoso, a observar con mucha precaución y tomando su distancia.
El más alto,el Tajumulco 4220m, techo de América Central, a pesar de su altitud su ascenso es muy accesible. El Tacana, 4092. El Acatenango 3976m probablemente con la vista más bella de Guatemala, ascenso accesible a gente con entrenamiento normal. Es posible combinar el ascenso del Acatenango con el Fuego. El volcán Atitlan 3537m, no es el mas alto pero es el que presenta mas desnivel, 2000m. Muy bonita vista sobre el lago.

RAFTING

En Guatemala hay ríos de todos niveles: 2, 3, 4,5. Salidas de uno a tres días, con paisajes sorprendentes, material en buen estado, guías con experiencias y con medidas de seguridad garantizadas.


SUBMARINISMO (BUCEO)

Si se quieren iniciar al buceo (open water) o perfeccionarse (Advanced o dive master), le sugerimos la isla de Utila, uno de los lugares mas baratos en el mundo para saciar su pasión.


PESCA DEPORTIVA
Uno de los lugares especialmente reputado para la pesca del pez espada es la costa pacifica de Guatemala con algunos hoteles paradisíacos donde podrán combinar con armonía deporte y relajación.


TOUR A BICICLETA
Para todas edades y niveles, desde bajadas con " adrenalina" hasta tours por los valles con vistas estupendas, nos adaptamos a su demanda. Todas las bicicletas están en buen estados y equipadas de shocks delanteros. Tours de 2 horas hasta 10 días


CAMINATAS
El lago de Atitlan se presta maravillosamente para este ejercicio. Podemos variar las dificultades a su nivel. De Panajachel a Santa Cruz, de Santa Cruz a San Marcos. Nos encargamos también de transportar su equipaje. La región de Tikal es más apropiada para caminatas de varios días.


PASEO A CABALLO
Desde un recorrido de 3 horas en las colinas alrededor de Antigua o una excursión de 10 días en la montaña de los Cuchumatanes. Tenemos un rango de opciones para complacerlos.



Julio Sandoval.
¿ NO CLAMA LA SABIDURÍA Y DA SU VOZ LA INTELIGENCIA? … Ah! En las alturas junto al camino, a las encrucijadas de las veredas se para… Oigan porque hablaré de cosas excelentes…y abriré mis labios para cosas RECTAS.
Proverbios 8