martes, 25 de agosto de 2009

Río Usumacinta, El Río de Jade: Arqueología, Frontera con México


El Usumacinta, misterioso y salvaje como los grandes ríos del mundo,forma una frontera natural entre México y Guatemala escondiendo en sus riberas apasionantes encuentros con la naturaleza y fantásticos restos de la milenaria cultura maya.
Dos son las opciones de viaje al Usumacinta, desde Flores Petén o desde Palenque, Chiapas, según el lado de la frontera del que se decida partir. La opción mexicana tiene más trayectos organizados que la guatemalteca. Desde Palenque hay servicios turísticos que realizan la visita en el día. Si se toma el camino de Flores, la carretera se encuentra en malas condiciones por lo que el vehículo utilizado debe estar preparado para todo terreno.

El punto habitado más cercano a las ruinas de Yaxchilán es Frontera Corozal, una población difícilmente identificable como tal, ya que sus viviendas se reparten por una extensa llanura y el centro urbano queda muy alejado del muelle. Aquellos que pretendan hacer el viaje por su cuenta, prescindiendo de guías de las agencias de Palenque, tendrán que ser previsores.
Pocas son las salidas de transporte público que existen desde Palenque. De todas formas, se puede tomar un microbús que se dirija a la frontera y bajarse en el cruce con esta población. Ahí, existe un servicio de taxi, casi permanente, pero habrá que acceder al precio que señale el conductor. La otra opción, es esperar que pase un transporte y pedirle "jalón" para pagar sólo unos diez pesos.

Al llegar al embarcadero, es mejor asegurarse el alojamiento antes de emprender alguna travesía. Existen dos campings bastante completos en Frontera Corozal, a la ribera del río, ambos tienen la opción de acampar o bien hospedarse en una cabaña, aunque sus precios son costosos. Además, en la localidad fronteriza, se puede recorrer la avenida principal, que está asfaltada, y preguntar en los distintos hospedajes que se encuentran al paso. No existe información turística ni alguna guía actualizada sobre los hospedajes, esto quiere decir que si tienen paredes y techo, e incluyen un baño con ducha y una palangana de agua limpia, el viajero se puede dar por satisfecho.

Confiar en los lugareños es, finalmente, la forma de informarse. La vida alejada del bullicio de las grandes ciudades hace de ellos personas sinceras y no dadas a aprovecharse del visitante, todo lo contrario, son amables y siempre responden con una sonrisa. Hospedarse o comer en los diferentes sitios que se pueden visitar junto al Usumacinta, como los restos arqueológicos de Yaxchilán, es complicado, ya que están en el corazón de la selva lacandona, por lo que es necesario saber dónde se va a dormir y qué se va a comer antes de hacer un viaje por el río.


La Atenas de los mayas
La ribera del Usumacinta posee un encanto natural impresionante y se puede optar por recorrerla a placer, visitando alguna de las localidades y dormir a campo abierto en camping, lo que constituye una verdadera aventura.

Asimismo, uno de los puntos preferidos por el viajero son las ruinas mayas de Yaxchilán, que permanecen escondidas por la naturaleza al paso de las embarcaciones. Al llegar a este parque arqueológico, se camina a través de una densa selva y, repentinamente, van apareciendo los restos de la civilización perdida.
Las investigaciones arqueológicas en la selva lacandona no comenzaron hasta muy entrado el siglo pasado, cuando un norteamericano, huyendo del reclutamiento para la Segunda Guerra Mundial, fue a parar a esta zona de Chiapas. Allí, un chiclero le llevó a conocer los restos de su antigua cultura. A partir de entonces, Charles Frey participó en las expediciones que el gobierno mexicano llevó en la zona. Este expedicionario murió trágicamente en un intento por salvar a un compañero de ser arrastrado por la corriente cuando navegaba por el Usumacinta.

Años después, parte de la ciudad fue descubierta para el público, comenzando la visita a través de la ruta que sigue la vereda junto al río. Al final del camino, el visitante encontrará una pequeña entrada en una ruina. La puerta penetra por la parte trasera de un templo, en cuyo interior un conjunto de tenebrosos pasadizos casi parecen perderse en la pirámide. Atravesándola hasta el extremo opuesto, una salida nos descubre la explanada de la Gran Acrópolis. Esta extensión de unos dos campos de fútbol, está plagada de estelas y monumentos, como los dedicados al jaguar y el caimán, y rodeada de un conjunto de pequeños templos. Existe un amplio espacio que se dedicaba al famoso juego de la pelota que practicaban los mayas.

Ascender por los laterales de la Gran Acrópolis irá mostrando pirámides, semicubiertas por la selva, que conservan gran parte de su majestuosidad original. Aún tienen sus remates o cresterías y algunas esculturas de gran tamaño, así como relieves muy bien conservados. El tope del ascenso lo forma un grupo arquitectónico con una fantástica vista de la selva que lo rodea.

Esta ciudad maya del Período Clásico, fue más importante que la situada un poco más entrado México llamada Bonampak. De hecho, los arqueólogos apuntan que ésta era simplemente un centro ceremonial de Yaxchilán. El apogeo lo alcanzó en el siglo VIII, bajo el reinado de Escudo Jaguar y su hijo Loro Jaguar. Luego, como le sucedió al resto de esta mítica civilización, fue abandonada y guardada por la selva hasta nuestros días. Todavía, cuando cae el día, un grito desgarrador parece ahuyentarnos para no turbar el descanso eterno de las ruinas. Son los terribles gemidos que los monos aulladores emiten para marcar su territorio y que, si se observa atentamente, pueden verse por entre las ramas de los altos árboles.

El difícil acceso al conjunto arqueológico lo han convertido en uno de los parques más apartados del turismo masivo, lo que confiere un particular encanto a la visita. Según la hora, el paseo se hace bastante solitario y las ruinas mantienen una fascinación mágica que otros lugares han perdido. Además, este misticismo aumenta al conocer que la selva lacandona fue elegida por la guerrilla zapatista para refugiarse, acampando muchas veces entre las ruinas.

La gran riqueza natural, desde pájaros carpinteros hasta murciélagos, el componente de aventura, por la poca explotación turística, y los medios tradicionales de transporte, hacen que la visita al Usumacinta posea los ingredientes del viaje completo. Una travesía que puede asustar al viajero menos temerario, pero seguro que, si al final se decide por esta visita, se volverá inolvidable.


Terror, la fuerza del agua
El cauce del Usumacinta es, como suena su nombre, soberbio. El tramo que forma la frontera natural entre México y Guatemala es ancho y, aunque parezca sereno, merece respeto, ya que cualquiera que se atreva a enfrentársele será arrastrado por la corriente. Las embarcaciones que lo surcan son particularmente estrechas, posiblemente por las difíciles condiciones de su navegación.

Utilizar el Usumacinta como vía de comunicación es una experiencia incomparable. El viaje fluye a través de gigantescos meandros que, por las formaciones rocosas, parecen modificarse a caprichoso placer, según las temporadas. Sólo la selva, en las riberas, detiene su impetuoso paso.

Al atardecer, sus espesas aguas, marrones por los sedimentos, se tiñen del verde reflejo de la selva, convirtiéndose en un espectáculo de indiscutible belleza. Es en este momento, cuando la fauna revive de su letargo y, con el refrescante influjo de una lluvia tropical, se divisan aves, iguanas e, incluso, enormes cocodrilos.

lunes, 24 de agosto de 2009

Semuc Champey, Alta Verapaz


Como en un cuadro pintado por la naturaleza, es el extraordinario paisaje que ofrece este puente natural, o plataforma de piedra, en la que manantiales y lagunetas cristalinas reflejan el colorido turquesa de sus aguas.

Las Verapaces es una región propicia para acercarse a la naturaleza y deleitarse con las asombrosas formas de su espléndida topografía. Semuc Champey es una de las mejores joyas naturales, del departamento de Alta Verapaz. Su nombre deriva de las voces q'eqchi' que significan: escondido en las profundidades de la piedra.

Para visitar este lugar se debe llegar primero a la ciudad de Cobán y luego dirigirse a Carchá. Las señales de tránsito orientan la ruta que debe seguirse para llegar al municipio de Lanquín, donde se encuentra Semuc.
De allí y durante las próximas tres horas el camino es de terracería,( bueno, a decir verdad, ya esta asfaltado una buena parte, pero todavía le falta un tramo ) por lo que se recomienda un vehículo de doble tracción ( en época de invierno ) . Conforme se adentra en este hermoso lugar el viajero puede disfrutar del paisaje que cambia de una manera abrupta, ofreciendo una topografía variada y colorida. La bruma y lluvias ocasionales lo acompañarán en esta travesía terrestre, salpicada en algunos tramos por el blanco de los lirios silvestres.

Ya en el municipio puedes abastecerte de provisiones, aunque lo ideal es llevar todo desde tu punto de partida, ya que Lanquín es una comunidad rural en donde encontrarás sólo lo indispensable. A media hora más de camino se encuentra esta Reserva Natural Protegida. Un puente reforzado de una sola vía es el primero en dar la bienvenida junto con mariposas de intensos tonos azules que danzan al compás del murmullo del río Cahabón.

Joya de la naturaleza
Este paraje ecológico tiene una extensión de nueve kilómetros cuadrados. Ofrece al visitante un clima agradable con una temperatura promedio de 26 grados centígrados y alta humedad ambiental.

La reserva pertenece al área de la subcuenca del río Cahabón, que se constituye en el amo y modelador de las tierras altas de la Sierra de Chamá, e impone su presencia en esta región esmeralda. La corriente del río está bordeada por bosquecillos de liquidámbar y de pinares.

El río cuenta con quebradas tributarias y otros afluentes, pero a medida que recibe a los ríos menores se hace más poderoso, hasta que llega al paraje de Semuc. Allí se introduce en una gruta abierta frente a su cauce. Trescientos metros adelante resurge formando cascadas que brotan con intensos colores.

Completan la belleza del paisaje el conjunto de pozas escalonadas, formadas en el terreno calcáreo, cuyas aguas cristalinas presentan tonalidades que van desde el verde esmeralda al azul turquesa, en las que se puede nadar sin la menor preocupación. Las de mayor tamaño tienen 20 metros de ancho y dos metros de profundidad.

Un paseo en la floresta
Sumergido en el bosque lluvioso el sitio es ideal para disfrutar de la exuberante belleza del entorno. El área es protegida celosamente por los guardarrecursos, por lo que es preciso seguir las recomendaciones antes de ingresar. Lleva tus alimentos y sigue las indicaciones.
El sitio es ideal para relajarse entre la sinfonía natural del agua, el viento que roza las copas de los árboles y la espesura del bosque que cobija a los que desean acampar. Completan el paisaje cavernas, sumideros, manantiales,cerros residuales y esas pozas escalonadas. Todo ello al fondo del profundo y abrupto valle labrado por la fuerza del río Cahabón.
Anclado en la leyenda
Historias y leyendas se entretejen en este escenario magnífico, y se conservan de manera oral gracias a la memoria de los habitantes de las comunidades cercanas.

Para los amantes de la naturaleza, el lugar es ideal para conocer la flora nativa entre las que destacan el cerezo, naranjo, ramón blanco, palo gusano, palo sangre guarumo, ceiba y pino petén.

Semuc ofrece a todo el que lo visita un espacio ecológico completo en el que se mezcla el misticismo de un lugar lleno de encanto con la fuerza de la naturaleza, que a través de miles de años ha sido espléndida para modelar uno de los más bellos escenarios de Guatemala.

domingo, 16 de agosto de 2009

Río Cahabón en Alta Verapaz




Bordeado por vegetación,liquidámbar y bosques de pino, el río Cahabón recorre con ímpetu Alta Verapaz. Por algo en las mitologías, los ríos son mágicos. Conforme avanza en su curso,se convierte en un torrente de agua impresionante.

Cuando el Cahabón alcanza Semuc Champey, en el municipio de Lanquín, lo hace acompañado por un estruendo sobrecogedor, se podría pensar que allí el trueno no baja del cielo, sino surge de la misma tierra.
Para entonces, su fuerza es irresistible debido a su poderío, alimentado por sus afluentes y potenciado por la topografía de su bello recorrido. De pronto el Cahabón desaparece de la vista,devorado por las entrañas de la misma tierra que recorre tan velozmente. En un punto, el cauce del río encuentra en su camino una caverna que hace las veces de puente natural, porque tan sólo a 300 metros adelante, la sierpe de agua resurge a la superficie formando cascadas que invitan a una contemplación apacible.

En la parte superior, el río formó muchas pozas color verde esmeralda de uno a tres metros de profundidad, que son alimentadas por manantiales de la montaña y que constituyen un espectáculo extraordinario que pareciera haber sido contemplado por los antiguos dioses mayas.

Es entonces cuando el visitante puede regodearse con el paisaje y hundirse en esas heladas aguas para vitalizar su cuerpo. Estas mínimas piletas se localizan en un pequeño cañón formado por roca sedimentaria y caliza, propias de las tierras altas del valle del Polochic.

El canto de los pájaros acentúa esa paradisiaca visión que permite remontarse en el tiempo y creer esa ensoñadora historia de los pobladores de Semuc, de que el inicio de la vida fue precisamente ahí, y que el Edén sin duda alguna fue este majestuoso y mítico rincón cobanero.



Siguán maravilloso
Un saco de dormir basta para poder admirar ese límpido cielo cubierto de estrellas, que a veces se refleja en esos ojos de agua que cubren por completo el panorama. Visitar Semuc Champey es crear un contacto especial con la naturaleza y dejarse envolver por el murmullo de la corriente del río.

Localizado en el municipio de Lanquín, sobre el río Cahabón en el departamento de Alta Verapaz, Semuc Champey está constituido por un puente natural de piedra de aproximadamente 500 metros de largo, en donde el caudaloso río Cahabón circula subterráneamente, en lo que se conoce como un siguán.

El acceso a Semuc desde Guatemala es de 213 kilómetros hasta la ciudad de Cobán. Luego hacia la población de Lanquín son 65 kilómetros, por un camino de terracería ( ahora asfaltado ), y de ahí a Semuc Champey son 8 kilómetros en vehículo de doble transmisión o a pie.

viernes, 14 de agosto de 2009

Lanquín. Un viaje a una aventura extrema


El punto de partida para llegar a Lanquín es la cabecera departamental, Cobán, que dista tres horas de este pintoresco municipio. Para llegar hay que dirigirse por la carretera que conduce a San Pedro Carchá. De allí en adelante, el trayecto se realiza en camino de terracería,desde el cual el panorama que se divisa es espectacular.

La topografía de la región es tan generosa como diversa. Por un momento son planicies, luego la profundidad de los siguanes asombra en una sinfonía de sonidos, colores y el olor penetrante de la selva.

El origen de estas grutas se remonta al cambio de dirección experimentado por el río Lanquín, que en la entrada recibe al visitante con el brillante turquesa de sus aguas. Este arrastra fuertemente miles de litros de agua cristalina y una brisa minúscula que refresca todo el entorno.
Lanquín ofrece un hermoso refugio lleno de atractivos. El paisaje compuesto por un escenario espléndido que incluye una espesa vegetación y el murmullo tranquilizador del río, nos transporta de inmediato en un paseo sin tiempo. Por último, remata el escenario la magnificencia de los peñascos carcomidos por la fuerza erosiva del agua que fluye desde sus profundidades.

Todo se combina en este espacio para asumir una nueva aventura, entrar a un mundo subterráneo en donde imperan las sombras. Con equipo en mano y una cámara a cuestas la aventura se puede prolongar para vivir las emociones más fuertes de este paraíso escondido.

Exactitud natural

Uno de los más grandiosos espectáculos que ofrece Lanquín es el vuelo de los miles y miles de murciélagos que habitan su interior.

Con la exactitud de un reloj salen todos a las seis de la tarde y regresan puntualmente a las 5:30 de la mañana. Pero más increíble es que si una persona se interpone en su camino estos mamíferos alados esquivan la colisión con una precisión milimétrica. Proyecta en tu próxima visita ser parte de este fabuloso episodio.

Expedición entre las rocas
Para ingresar al lugar los turistas se registran en la oficina de control que se encuentra en la ribera del río cerca de la entrada. En ella se efectúa el pago, por persona, de Q.10.00 quetzales, para nacionales, y Q.25.00 para extranjeros que sirve para cubrir el costo de la energía eléctrica instalada en su interior e ilumina esta catedral rocosa.

Lo más recomendable para disfrutar de esta odisea terrestre es contar con la colaboración de guías locales, quienes te pueden brindar un recorrido seguro, además de información adicional sobre los alcances de anteriores expediciones.

Sin olvidar nada

Una buena parte del trayecto está iluminado con energía eléctrica pero hay que caminar con cautela. El suelo es resbaloso por la humedad. Las piedras hacen un tanto accidentado el ingreso, se recomienda utilizar un calzado apropiado y casco.
Utiliza pantalones y camisas frescas, procura además llevar tus cosas en una mochila para tener libres las manos en caso de un resbalón. Incluso tu equipo fotográfico no debe estar tan expuesto, protégelo con bolsos apropiados y ten en cuenta que la luz en este sitio es escasa.
Para nuestra sorpresa, uno de los mejores guías es Nicolás, un niño q'eqchi' de 11 años que conoce cada detalle de las grutas ya que las visita regularmente desde pequeño.

Nicolás es un niño que estudia durante la semana como cualquier otro. Pero los fines de semana y durante las vacaciones su vida se transforma en aventura, ya que se dedica a dirigir expediciones al interior de estas fabulosas creaciones de la naturaleza. En sus explicaciones a los turistas él brinda una verdadera lección de la sabiduría conservada de manera oral por los integrantes de su comunidad.

Lanquín, como otros lugares de la región, sufrió duramente los embates del conflicto armado interno, por lo que muchos de sus registros documentales desaparecieron. Por eso, toda la historia de su comunidad ha sido preservada por sus miembros a través de la tradición oral y Nicolás es la mejor evidencia de ello. Con toda la solemnidad del caso nos comenta interesantes anécdotas de sus antepasados y las ceremonias que desde la época prehispánica se llevaban a cabo en su interior.

Formas caprichosas
Las caprichosas formaciones rocosas de miles de años semejan animales. Cada una es nombrada de diversa forma, algunas de las más conocidas son el mico, el tigre, el fémur, altar de sacrificios.

En este paraíso la naturaleza ha sido espléndida, el nacimiento del ríoLanquín y la magia de este mundo rocoso son el marco perfecto para reconciliarse con la vida.
Para este chico el recorrido de media hora de camino con iluminación eléctrica hacia las profundidades es una cuestión rutinaria, ya que lo realiza desde que tenía seis años. Las grutas, desde que fueron descubiertas, han representado un reto para los científicos de todo el mundo, que han venido a Guatemala a conocer sus intimidades. Su recorrido completo aún constituye un secreto ya que no se le ha encontrado un límite aparente, además no hay mapas para guiarse. Los habitantes de la región suponen incluso que podrían tener comunicación con las grutas de Aktun Kan en Petén, pero nadie se ha atrevido a comprobarlo.

Es tanta la fascinación que ofrece este sitio que uno de sus recorridos más recordado aconteció hace 75 años. En esta ocasión una expedición de 15 franceses se adentró a explorarlas cargados con equipo especializado. El esfuerzo fue tan grande que solamente tres de ellos pudieron salir y del resto de expedicionarios no se ha tenido noticias desde entonces.

Acción de miles de años

Las grutas ofrecen un escenario impresionante compuesto por extrañas formaciones de karst o carbonato de calcio. Su composición química permite que este material se desplace y sedimente al contacto con el agua, lo que crea las cavernas y diferentes formaciones calcáreas a través de un lento proceso de cientos de miles de años. El agua producto de las lluvias externas se filtra por las bóvedas y crea interesantes esculturas naturales: las estalactitas y estalagmitas. Siglos después éstas se unen para formar una columna sólida a la que se conoce como estalagnato.
La sensación de ingresar es sobrecogedora, considerando que las grutas son el producto de la acción de la naturaleza y datan de épocas en donde no existía los seres humanos. Las grutas poseen peculiares formaciones que semejan animales y objetos. El brillo de los minerales le imprime un dramatismo que combina magistralmente con la luz que tímidamente se introduce en esta mansión en donde se conjuga la aventura, lo desconocido y las ganas de llegar más lejos.

martes, 11 de agosto de 2009

Laguna Magdalena, Huehuetenango


Hilos de la Virgen. Un segundo Semuc Champey.

Huehuetenango no deja de sorprender por la variedad de climas y bellezas naturales. En esta ocasión, una larga caminata nos llevó a un paraíso verde, aguas cristalinas y una enorme cascada. El lugar es tranquilo y se presta para un excelente fin de semana acampando.

Ya en varias ocasiones planificamos un viaje a este lugar sin haber podido concretarlo, pero aprovechando una visita a Huehuetenango, decidimos no regresar sin visitar la Laguna de Magdalena.
Para llegar desde la capital se debe tomar la Carretera Interamericana, se deja atrás a Sololá y Quetzaltenango en el camino y se sigue directo a Huehuetenango.
A partir de este punto, se debe tomar la carretera en ascenso al Mirador y al salir de las curvas, justo llegando a la planicie, se verá el letrero que indica 18 kilómetros hacia Magdalena.
Este camino es de terracería y es posible recorrerlo en un sedán, pero se recomienda un 4x4 o por lo menos un 4WD pues kilómetros antes de llegar, lo suelto del terreno y lo empinado, significarían un problema para un auto ordinario.
Llegamos...
Cada historia en este sitio web siempre tiene una anécdota curiosa, en este caso no podría faltar... Manejamos por la planicie a la 1:00AM y llegamos finalmente al área donde acamparíamos a las 3:00AM. Hacía bastante frío, los cristales de hielo brillaban en la grama al ser iluminada.
Montamos el campamento y descansamos para comenzar la caminata al otro día temprano.
Por la mañana, la vista del cielo estrellado era indescriptible, sin comentar el azul saturado de la mañana.
Desde el camino a la laguna es posible apreciar del otro lado las Piedras de Capzín.

Ovejas, roca y río

Iniciamos la caminata y pudimos contemplar varios boulders (formaciones rocosas de tamaño medio, como del tamaño de una casa, en las que se puede practicar la escalada en roca). El camino está lleno de éstos.
Realmente representa un excelente destino para la escalada en roca. Abundan también las áreas para escalar y la roca requiere muy poca limpieza.
Encontramos varios rebaños de ovejas y conversamos con varias personas en el camino sobre el lugar.
Vale mencionar que no se encuentra nada más hasta llegar cerca de la laguna, un par de casas y una tienda, por lo que hay que ir preparado con comida y suficiente agua si se decide caminar.
Seguimos el recorrido y encontramos un cauce cada vez más ancho y caídas interesantes. Luego una caseta de ingreso a la laguna totalmente abandonada.
Llegamos finalmente a la laguna, se ve un letrero de la municipalidad del año 2,000 y tristemente... basura por todos lados.
El paisaje es muy interesante, realmente hermoso, sin embargo el cauce del río que precede a la laguna tiene un fondo lleno de empaques plásticos, botes, envases y baterías.
Permanecimos unos momentos en el lugar, que cabe decir es bastante frío también y decidimos buscar caminos que nos mostraran una mejor vista.
Dadas las características del lugar, es recomendable visitarlo por la mañana y al filo del medio día. Por la tarde suele estar totalmente neblinoso ocultando el paisaje. De hecho al regresar, la laguna estaba totalmente oculta.

Belleza y contraste
No esperábamos encontrar caídas de agua de semejante belleza, tampoco la basura y contaminación presente en el área.
El agua de la laguna es verde y ya tiene extensas poblaciones de algas en sus orillas. Es prohibido nadar en el lugar... pero realmente nos pareció curioso el letrero... ¿prohibido? ¡es imposible!, a menos que se disfrute de enredarse en las algas y salir fosforescente...
Es verdaderamente triste que se arroje basura en el cauce del río, sin dejar de mencionar la tremenda acumulación de jabón que soporta. En resumen, se puede apreciar que la laguna sufre de un serio problema de contaminación.
Un cuidado especial del lugar podría representar ingresos económicos y fuentes de trabajo para los locales, sin embargo este tema es controversial, pues si bien existen muchos lugares como éste, con iguales necesidades de cuidado, es EL VISITANTE, quien debe también colaborar, pues los pobladores, convertidos en guías, no son recolectores de basura para limpiar lo que los visitantes dejan.
Más abajo, las caídas de agua que dejan acumulada la basura entre la vegetación funcionan casi como filtro, esto permiten que el cauce continúe con una apartente limpieza.



Otro Semuc Champey
Caminando por los bordes encontramos un camino de ascenso y poco a poco fuimos circundando el lugar. La enorme formación rocosa al frente hacía recordar fotografías de paisajes japoneses.
Fue grato encontrar pozas cristalinas y varias cascadas. No existen caminos de fácil acceso a las mismas pero nos acercamos caminando entre rocas y troncos.
Realmente es un lugar impresionantemente bello. Estamos seguros que en épocas menos frías es un deleite, cual Semuc Champey de Alta Verapaz. Pero en este momento, era demasiado frío como para ingresar a las aguas.

Llegamos al final del cauce, el cual termina en una caída donde se alcanza a observar la continuación del río como una diminuta línea blanca en el fondo.
Al seguir el descenso por los bordes, se puede apreciar dicha caída de agua, la cual constituye una impresionante cascada de gran altura.
Debido a la vegetación y al bosque, fue imposible tomar una fotografía de la cascada completa. Se puede ver en varios tramos desde distintos puntos.
Sin duda Huehuetenango es un destino que no deja de sorprender y que invita a ser explorado. Esperamos que esto inspire a las personas a cuidar los lugares y su comportamiento al visitar los mismos.
Igualmente esperamos que instituciones ecológicas se interesen en colaborar a promover estos destinos y a su vez, a facilitar fondos para su mantenimiento, pues personas interesadas en conservar Guatemala... abundamos.

Ciertamente en uno de los “colazos “ que hicimos en motos de trial. Justamente entramos por las piedras de capsín. Léase, por el lado opuesto por donde toda la gente entra.
Ah! Pasamos unos lugares…hermosos !!. Si porque vamos dandole la vuelta!!! Bueno, en un tramo se vé esta catarata que es el desague de la laguna y se vé en su plenitud…! Bueno, esta catarata se llama “LOS HILOS DE LA VIRGEN “
Quien dijo que los hilos de la virgen no se miraban ahhhh!!!!! ???



Escrito por Julio Sandoval.

viernes, 7 de agosto de 2009

Chilascó. Una de las cataratas más altas de Guatemala


El Salto Chilascó, como le suelen llamar, ofrece un bosque húmedo, buen trekking, vegetación y frescos riachuelos. Esta cascada, en Baja Verapaz, se corona como la segunda más alta de América Central, después de la de Tzul Taka, localizada en Guatemala también.


Para llegar

Debes tomar la carretera que lleva hacia el Atlántico, tomar el cruce hacia las Verapaces. Una vez en del kilómetro 142, verás un cruce de terrecería que asciende hacia tu derecha. Desde ahí no hay pierde.

En Semana Santa llegan muchos visitantes y hasta encontrarás guías y un parqueo lleno, pero en general, en toda época del año, es recomendable viajar en grupo pues … solos? No muy funciona!!!!



Cuando fuimos la primera vez, estábamos todos a la expectativa pues medio mundo habla de la altura de esta cascada. El nombre, Salto Chilascó nos pareció siempre bastante “pintoresco”.

Caminamos durante un buen rato, despacio porque la humedad y lo accidentado del suelo ofrecían buenas oportunidades a los resbalones. Era de esperarse porque la tierra está bastante suelta y una gran parte del camino es inclinada. Aún así, Semana Santa castigaba con el calor que la caracteriza.

Ya algo desesperados comenzamos a “comer ansias” como decimos, y estábamos todos a la expectativa. Pero la caminata valió la pena.

El ruido fue lo primero que escuchamos antes de alcanzar la vista de la cascada. Era fuerte y reflejaba muy bien la idea de lo que nos faltaba por ver.

Era inmensa... el agua caía con fuerza pero parecía como si lo hiciera en cámara lenta, rebotando de roca en roca. La vegetación era abundante.


Humedad y más humedad

Decidimos acercarnos más a la cascada, y lo hicimos con mucho cuidado. Una suave y fina brisa se forma por el agua que choca con las rocas, y ésta misma brisa moja todo alrededor. Las rocas están húmedas y el suelo bastante suelto.

Conforme uno se acerca al afluente de la cascada, se hace cada vez más difícil no resbalarse.

Finalmente llegamos y pudimos tocar el agua, bastante fría por cierto.

Dependiendo del tramo, algunas rocas enormes te permiten subir y ver pasar el agua por debajo de ellas. Estamos hablando de que entonces, estás en medio del afluente.


Una caída sería fatal

Tanta emoción nos había sacado por completo de la noción de dónde estábamos. Como siempre, algunos…no se animaron y se quedaron viendo las cosas desde lejos.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. Pero otros si y subimos las rocas y de repente, sin darnos cuenta de dónde estábamos:

en pleno afluente. Intentamos avanzar más pero lo ligoso y liso de las rocas, por la humedad, lo hicieron muy difícil. Resbalamos varias veces y casi caemos. No fue una idea muy brillante dada la topografía del terreno, pues si caes, lo harías por muchos metros hasta abajo rebotando entre las rocas...

Finalmente nos reunimos en otra parte de la cascada para tomarnos la respectiva fotografía grupal.

Es bien importante informarse antes de llegar y preguntar en la comunidad de Chilascó, pues hay quienes han llegado y han encontrado un afluente muy pequeño, y han caminado tranquilamente entre las rocas... esto es peligroso, porque el afluente a veces se presenta así, pero las corrientes no se anuncian, y sin avisar, podrían inundarlo todo para desaparecer del mapa a cualquiera que esté en el camino….se le llama “las crecidas “.---ojo con las crecidas, mucho ojo ---

Esto es bien común en valles, ríos y barrancos en general. Se les conoce como “torrentes o bien crecidas”. Un minuto estás con el agua hasta las rodillas y al siguiente el agua barrió con todo.


Julio Sandoval.

martes, 4 de agosto de 2009

Laguna Brava (Yolnabaj), Huehuetenango


A cientos de kilómetros de la Ciudad de Guatemala se encuentra una laguna de tamaño colosal. Rodeada de bosques y paisajes que solamente se pueden encontrar en Huehuetenango. Y como todo tesoro natural, vale la pena el viaje.

No todos los lugares hermosos están al alcance de la mano. Esto es algo que hemos podido comprobar en cada uno de nuestros viajes y para llegar a esta laguna tendrás que ganarte el viaje.
Si en este momento por cualquier razón la rutina actual te hace pensar que podrías estar en un mejor lugar y que necesitas alejarte... Huehuetenango te ofrece cientos de opciones y esta es una de ellas.
La Laguna Brava, cercana a la frontera con México, representa un destino que hace que viajar lejos valga la pena. Es de gran tamaño y su forma serpenteante aparece en los mapas bajo el nombre de Yolnabaj, pero lo curioso es que al estar en el lugar, no se le conoce así y preguntar por este nombre dará como resultado expresiones de confusión en los locales.
Le conocen como la Laguna Brava y le llaman así porque en ciertos horarios dependiendo del clima, pero frecuentemente por las tardes, el viento que penetra el valle hace que las olas de la laguna se escuchen desde lo lejos.

Para llegar

Debes tomar la Carretera Interamericana con rumbo hacia Huehuetenango. Dejarás San Lucas, Quetzaltenango y la cabecera de Huehuetenango en tu camino. Pasarás por Nentón y finalmente llegarás ala Comunidad La Trinidad.
Ahi es donde el cielo arde... o al menos así lo parece...
Verás un obvio cruce hacia la derecha (siempre pregunta para verificar) y este camino digno de recorrerse en un 4x4 (piénsalo dos veces en un sedán... bueno, mejor ni lo pienses).
Al tomar este cruce, unos 3 kilómetros en el camino, comenzarás a entrar en un área neblinosa y dejarás el cielo despejado atrás. Voltear a ver te proporciona un excelente espectáculo cual atardecer.
Luego, dentro de un camino con frecuente llovizna, alcanzarás el cruce hacia la comunidad del lugar. Pregunta siempre a los locales en el camino pues existen dos accesos por esta vía. En el primero, cerca de la municipalidad, podrás rentar caballos.
En el segundo comenzarás un recorrido a pie.

Lodoso pero vale la pena


El GPS nos marcaba un par de kilómetros hacia la Laguna, sin embargo las amables personas de la comunidad nos advertían de 2 horas de camino...
Llegamos de noche y quisimos adentrarnos en el recorrido acampando en el camino. Contábamos con las coordenadas y no sería problema llegar, pero el cansancio de un viaje multi escalas con tan solo 2 horas y media de sueño nos hicieron reconsiderarlo.
Hicimos bien pues aunque el GPS indicaba bien la distancia, el recorrido es largo y difícil por ser un camino inclinado hacia arriba y abajo en sendas lodosas y bosques tupidos en el cerro….Por supuesto…eran veredas de TRIAL !!!...Sinó que lo diga el señor que amablemente nos atendió en su “casita “, que le dicen “diosito”. Ah!!!! Si vieran su jardincito…era un zoológico y le podías dar de comer a los venados. Esa noche dormimos arrejuntados, pero el sonar de una guitarra y al compás de coca-colas…la pasamos re-bien !!!
Contamos con la compañía de varios "patojos" que se ofrecieron a llevarnos, más bien a acompañarnos sin costo alguno.
Emprendimos el camino y estábamos ya un tanto desesperados porque no podíamos avanzar a la velocidad acostumbrada. El norte en el GPS cambiaba una y otra vez de posición debido a los contínuos giros que teníamos que tomar.
El paisaje estaba despejado pero poco a poco se comenzó a nublar.
El recorrido entre siembras de milpa, limas, caña, café y demás fue enriquecedor y refrescante por el tipo de sendas a las que estábamos acostumbrados en dicho largo viaje.
Llegamos a un punto alto desde el cual podíamos ver la serpenteante figura pero luego de adentrarnos en el bosque de "Noche Triste" descubrimos que para llegar hay que recorrer un camino bastante extraño.

La grata sorpresa

Luego de caminar durante buen rato nos encontramos con esta belleza cruzando el camino.
Nos detuvimos inmediatamente y con cámara en mano, un acercamiento y un par de fotos. Cabe decir que al acercarse en modo macro, la serpiente que se detuvo para permanecer inmóvil, asumió la posición de ataque-defensa característica.
NO DEBE tratarse a ninguna serpiente como si fuese inofensiva... en este caso, se nos ha dicho que es una falsa coral. No es venenosa, pero su parecido, que funciona como sistema de defensa, mantiene a depredadores lejos dando la impresión de ser una coral. Deberá tenerse presente el nombre de RANA cuando se vea una serpiente así….porque? bueno porque rana tiene primera letra ROJO, segunda AMARILLO, tercera NEGRO y la cuarta otra vez AMARILLO,,esta si es coral la que corresponde a RANA…la de la foto NO ¡!!
Las serpientes por naturaleza escapan del ser humano, no atacan a menos que se sientan amenazadas o estén perturbadas. Según nuestros escasos conocimientos (pero crecientes) es venenosa.
Continuamos y encontramos varios tramos del río que alimenta a la laguna y sus aguas
claras y turquesa ahí se les quita.

Su profundidad alcanza los 2 metros en ciertos tramos y es posible ver a los peces cruzar a velocidades impresionantes.
Encontramos este puente improvisado desde el cual se puede apreciar mejor a los peces.
A pocos minutos del lugar encontramos por fin la laguna y nos detuvimos a descansar.
Cabe decir que el paisaje y la abundancia de vida es grata. Cangrejos, peces, arañas y demás, se dejan ver en el recorrido.
El recorrido es largo pero vale la pena. La enlodada y "patinada" en el camino es algo que le añade gracia a la caminata. Recomendable para llevar gente delicada y "llena de cuentos"... ahi se les quita.
Compartimos nuestro almuerzo y agua con los "patojos y niños" que se integraron como miembros del equipo sin problemas y de regreso decidieron compensarnos amablemente dotándonos de frutas y caña para el camino.
Fue interesante probar un tallo que se encuentra en el camino, es verde y al limpiarlo se come para eliminar el hambre. Su único precio es que duerme la lengua.
No se debe intentar consumir ningún tipo de hierba o tallo sin ser conocedor. Una pista: si al cortar el tallo el líquido es lechoso... ni pensarlo. Debe ser claro y totalmente líquido.
La laguna Brava es un lugar increíble no solo por su belleza natural. La calidad de las personas de los alrededores es algo que nos dejó impresionados. Su sencillez y amabilidad... calidad de exportación, o bien de importación a la ciudad..., aunque debemos decir que mejor de intercambio!!!!.
Ojalá se encontraran esos buenos días alegres y saludos al caminar en nuestra rutina en la ciudad. Muchos de ellos nunca conocerán la ciudad... y qué bien por ellos, no la necesitan, no les contamina ni les apaga su felicidad ausente de preocupaciones, muchas de ellas comunes entre nosotros, y la mayoría... absurdas.
Bien, si tienes un grupo de amigos o amigas de "arranque" programen un viaje al lugar. Aquí está todo lo necesario para llegar.

Escrito por Julio Sandoval.

viernes, 31 de julio de 2009

La Laguna de Chicabal, Quetzaltenango


Cuando viaje a Quetzaltenango, es obligado visitar el Monumento Natural y Cultural "Volcán Chicabal", en cuyo cráter se encuentra la Laguna de Chicabal.

Este es un lugar perfecto para entrar en contacto con la naturaleza y disfrutar de una vista sin igual. A 224 kilómetros de la capital y a tan sólo 24 del departamento de Quetzaltenango, en el municipio de San Martín Sacatepéquez, se encuentra uno de los lugares más bellos del Occidente de Guatemala: el Volcán y Laguna Chicabal.
Esta maravilla natural está rodeada por un área de bosque nuboso, uno de los últimos que queda en el país, que encierra en sí mismo un misticismo especial, porque además es un centro ceremonial y un lugar sagrado. Según los pobladores, la laguna y el volcán están resguardados por los nahuales, seres espirituales que protegen a las personas desde su nacimiento.
Para llegar al volcán necesita un vehículo de doble transmisión por lo escabroso del camino. Primero deberá buscar el desvío hacia el Caserío Toj Mech y seguir el sendero de terracería hasta la Laguna Seca, que está en la falda del volcán. Esta es un área para acampar, en donde se localiza la garita de control de entrada al Parque.

Una vez que llegue a este lugar, la aventura no se hace esperar. Ahí deberá dejar el carro y subir por un camino de tierra pronunciado, durante casi 45 minutos, hasta llegar al mirador. Sin embargo, es importante mencionar que el recorrido no puede hacerse en vehículo porque el camino es para uso exclusivo de las personas que siembran a la orilla del volcán y por la conservación del ecosistema.

En el mirador tendrá que realizar un pequeño descanso para retomar el camino y bajar hacia el cráter por una escalera de 620 gradas, rodeadas de la vegetación del lugar. Si padece de vértigo por ningún motivo mire hacia abajo, porque es sumamente empinado.

Al arribar a la Laguna Chicabal disfrute de la tranquila vista que ésta brinda. Debido a que es un sitio sagrado, al visitante no le está permitido tocar y mucho menos tomar un baño en sus cristalinas aguas, únicamente lo pueden hacer los sacerdotes o chamanes.

Además, es un lugar perfecto para meditar y hacer una visita a los altares que se encuentran cerca de la orilla. Sobre todo, para renovar energías y planear el regreso al mundo real por las mismas gradas o por otro camino parecido al del ingreso.
El camino en sí vale la pena, es una experiencia que no puede dejar pasar, porque el recorrido se realiza en medio de un bosque húmedo, montañoso bajo subtropical, en el que de vez en cuando logran colarse algunos pequeños rayos de sol.

Es un sitio rodeado de nubes que generalmente ocultan su belleza. Pero si el clima lo permite, observará la laguna en todo su esplendor desde cualquier ubicación.

La Laguna Chicabal se encuentra a una altura de 2,712 metros sobre el nivel del mar, tiene una superficie de 19.14 hectáreas, con una profundidad de casi 33 metros, y su parte más ancha mide 575 metros.

Por si esto fuera poco, posee una fauna variada y si el visitante realiza el recorrido en silencio, es posible que vea aves tales como el quetzal, colibrí, gavilán, carpintero collarejo, guardabarranco y lechuza. O los mamíferos, entre ellos: armadillo, ardilla, conejo, tacuacín, coche de monte, taltuza y venado, así como murciélagos.

La flora no se queda atrás, ahí encontrará: paraguas, aretes, campana, malva real, gallito, duraznillo, encino, moquillo, chichicaste, escobillo, naranjillo, aguacatillo, manzano, palo de agua, mano de león, chicharro, canoj, aliso, cacho de venado y caspirol, por tan sólo mencionar algunos.

Así es que, tenga la seguridad de que al estar en la Laguna y Volcán Chicabal vivirá y disfrutará un momento inolvidable entre las nubes y el contraste verde de su vegetación. Y quién sabe, quizás pueda compartir, aunque sea por un breve instante, con los nahuales que protegen el santuario.


Durante el recorrido

Para preservar el ecosistema es imprescindible que atienda las siguientes recomendaciones:

- Ponga la basura en su lugar.
- Respete las plantas.
- No dañe las cortezas de los árboles.
- No destruya los carteles de información.
- No se bañe en la laguna.
- Siga las indicaciones de los guardar recursos.

Se recomienda ir bien abrigado y llevar por lo menos un litro de agua por persona.

El mejor momento del día para observar el volcán y la laguna despejados es como a las 7 la mañana, porque a las 10 se empieza a nublar.

Durante el invierno lleve un poncho plástico o capa.

Si piensa viajar en noviembre, ahí sopla un viento más fuerte acompañado de una brisa ligera.

miércoles, 29 de julio de 2009

Las Grutas del Rey Marcos, Alta Verapaz


El día está espléndido, la carretera parece jalar al automóvil que busca el camino hacia San Juan Chamelco, de ahí a sólo seis kilómetros por un camino de terrecería se encuentra uno de los sitios más impresionantes del territorio guatemalteco, las Grutas del Rey Marcos.
La apacible agua del balneario Cecilinda, no indica para nada que unos metros más arriba se encuentra un mundo perdido de la civilización, en donde a oscuras y con la compañía del eco se esconden unas preciosas esculturas naturales de piedra, producto del arte de la naturaleza, en donde el agua ha moldeado caprichosamente, formas similares a imágenes religiosas o arquitectónicas.

El recorrido inicia cuando Iván, el propietario y guía, nos cuenta un poco sobre la historia de este enigmático lugar, fuente de energía y de celebraciones religiosas. Luego de escuchar atentamente anécdotas interesantes sobre el sitio y de conocer cómo fue descubierto por él, vamos en busca de un par de botas de hule y un casco con linterna incorporada, utensilios indispensables para iniciar la aventura.

Para arriba

Caminamos durante cinco minutos hasta llegar a la entrada, la abertura de medio metro no presenta ningún impedimento para ingresar, al menos para mí, ya que otra de las personas que me acompañan, de complexión robusta, parece entrar justo por el diminuto agujero.


Ya adentro, Iván toma la delantera y avanza por una reducida escalera que nos transporta a un espacio un poco más amplio en donde a no ser por los cascos protectores, la cabeza ya tendría más de algún chichón. El rumor del río se va incrementando a medida que avanzamos y nuestras botas se sumergen casi en su totalidad en el agua fría que corre entre las picudas piedras, un viento ligero se cuela y las esculturas empiezan a aparecer poco a poco.
Un lazo parece ser el vínculo que evitará que no caigamos arrastrados por la corriente del río o bien la señal del camino que, cual Hansel y Gretel, queremos dejar para no extraviarnos.

Entre subidas y bajadas avanzamos hacia adentro, llevamos ya 10 minutos y el clamor del agua más las imágenes de piedra invaden mi mente con la idea de que estamos a punto de presenciar una magnífica obra de arte. Sin embargo, la llegada hacia el final accesible de la cueva me trae de nuevo a la realidad y me hace prestar atención a lo que Iván comenta. Luego ya en tierra o barro firme, apagamos las luces de los cascos y hacemos un minuto de silencio para poder percibir esa energía que aprisionada en este lugar pudiera ser el origen de la vida de los cobaneros, según las leyendas.


Energía, magnetismo o lo que sea, la paz es la máxima sensación de esta experiencia, el cuerpo se relaja, pese a que aún le falta recorrer de nuevo el mismo tramo de regreso y la mente se pone en blanco mientras cubrimos nuestros rostros con barro. Unas cuantas fotos no bastan para captar lo que estas grutas encierran, y pese a que sabemos que es hora de volver, la tranquilidad que nos invade paraliza nuestros pies instándonos a permanecer un rato más.

Ya de vuelta, el camino se hace más fácil, entre resbalones y risas llegamos de nuevo al boquete de entrada. La diferencia es obvia en nuestro atuendo, vamos completamente cubiertos de barro, pero con una sonrisa en los labios y una enorme tranquilidad reflejada en el rostro.

Un cerro sagrado

Iván cuenta que cuando su padre quiso sembrar en los alrededores de la cueva, antes de ser descubierta, los ancianos del lugar le indicaron que debía pedir permiso al Señor del Cerro. Incrédulos, los propietarios no comprendían por qué razón debían hacer algo semejante, pero accedieron a los requerimientos porque nadie iba a estar dispuesto a trabajar en el lugar sin pedir permiso.

Sin embargo, esto los motivó a averiguar las razones por las cuales este cerro era más importante que cualquiera de las prominencias vecinas. Una anciana les relató una serie de historias que les hizo comprender que desde hacía muchas generaciones el lugar era considerado de importancia para los habitantes.

Cuando descubrieron la cueva, los propietarios fueron testigos de una serie de ofrendas cerámicas que habían estado guardadas por, al menos, dos mil años. Ello evidenció la reverencia que tuvieron los antepasados de los actuales habitantes por el lugar.

La cueva aún ofrece muchos misterios, y el visitante puede asomarse a algunos de ellos con el respeto de lo que aún nos queda por conocer.
La Grutas del Rey Marcos fueron descubiertas en octubre de 1998 y abiertas al público en enero de 1999. En tiempos precolombinos era un centro ceremonial, aunque actualmente se realizan en ellas ritos debido a que se supone que aún existe una gran concentración de energía en el lugar.

Se encuentran ubicadas en el balneario Cecilinda a seis kilómetros de San Juan Chamelco en Alta Verapaz.

domingo, 26 de julio de 2009

Cancuén, Lugar de Serpientes. Ruinas Mayas


Para llegar

Al salir de la ciudad de Cobán se conduce, en un vehículo de doble tracción, por la carretera hacia Chisec, luego se toma el desvío hacia Raxuha y de ahí hacia La Isla. En ese lugar se alquila un cayuco con motor fuera de borda. Generalmente estos transportes son para llevar granos, por lo que no cuentan con comodidades para personas y los conductores no están especializados en atender turistas, aunque son muy amables. Antes de aventurarse a Cancuén es necesario hacer contacto con quienes alquilan los vehículos y las lanchas, porque éstas son escasas. Ya que parte de la carretera está en construcción deben tomarse mayores medidas de precaución, sobre todo en La Ventana. Los operadores de turismo aún no planean incluir este destino en sus productos, porque no hay servicios adecuados para atender al turista.


Descubierta hace casi un siglo, visitada por los primeros arqueólogos, mapeada hace tres décadas y trabajada hasta hace unos meses, Cancuén guarda muchos secretos que esperan ser susurrados al oído del viajero que gusta de la aventura.
Nuestra curiosidad había sido despertada por un amigo que redactó un artículo sobre los recientes descubrimientos en una vieja ciudad maya. Los relatos sobre un magnífico palacio, tan grande como una Acrópolis tikaleña, nos recuerdan un panel de Dos Pilas que acabamos de ver en el Museo de Arqueología, donde el soberano aparece acompañado por su esposa, una dama de esta gran ciudad que no ha sido muy publicitada.

Salimos de la capital a buena hora, llegamos hasta Cobán entre las anécdotas, comentarios, bromas y chistes de nuestros anfitriones. Uno a uno se ven muy formales, son miembros de la Asociación de Operadores de Turismo, pero juntos son dinamita, las risas no paran. Las más de cuatro horas de camino por una buena carretera no se sienten. Allí nos espera el organizador del viaje, del Hostal de Doña Victoria.

A las 5:00 de la mañana siguiente nos espera un desayuno típico, necesitaremos esa energía para la caminata. Abordamos tres vehículos de doble tracción y, acompañados de una patrulla policial, salimos a nuestra aventura. En la cuesta de La Ventana las grandes peñas impresionan menos que el espléndido paisaje y la vegetación. Seguimos contando anécdotas y hablamos respecto a nuestras diferentes lecturas sobre Cancuén, los directores del proyecto, Tomás Barrientos, de la Universidad del Valle, Arthur Demarest, de la Vanderbilt, y de sus investigaciones. A lo largo del camino podemos ver el oleoducto. Al llegar a La Isla nos espera el confiado lanchero. En el cayuco nos sentimos transportados a los tiempos idos de la grandeza maya. Según los arqueólogos, la riqueza de Cancuén se debía a que está situada justo en la confluencia natural entre las Tierras Altas y Bajas. Su intenso comercio la hizo punto de paso para muchos viajeros. Los señores de la ciudad aprovecharon esa ventaja y la convirtieron en una gran urbe, que se relacionó con otras grandes metrópolis del Período Clásico, como una alianza con Machaquilá.

Nos imaginamos lo que sentirían los comerciantes que se dirigían a la gran ciudad sobre las aguas del río, junto al vuelo de las garzas que pasan frente a nosotros. Después de viajar algo más de una hora llegamos a una orilla empinada. Con la ayuda de un lazo subimos la cuestecilla y empezamos a recorrer un sendero abierto que nos permite avanzar sin dificultad, hasta que notamos que estamos en la gran ciudad: los montículos nos señalan la ubicación de las regias residencias que albergaron a los nobles y soberanos de Cancuén. Los restos de estelas conmemorativas nos indican lo que fue su emplazamiento original, altares circulares están en el suelo, piedras de las viejas estructuras están diseminadas por todo el lugar.
Nuestra impresión es indescriptible. Queremos sentir lo que vivieron los primeros exploradores. Algo así vio Modesto Méndez en Tikal hace más de un siglo. Estamos frente a la grandeza ida de Cancuén. Antes que los científicos llegaron los depredadores, y por esa razón vemos agujeros abiertos y troncos puestos por los arqueólogos para evitar los desplomes. Nuestro guía no es experto, así que nos lleva de un lugar a otro sin indicarnos exactamente por dónde transitamos, sólo nos muestra un terreno plano y dice: "allí trabajaron los norteamericanos", se refiere a la excavación conjunta con los guatemaltecos. Todo lo que vemos es magnífico, es como ser los primeros descubridores. Antes de dejar el sitio, vemos una mazacuata en un árbol, todos quieren fotografiarla pero yo la dejo tranquila, estamos en su casa y no fuimos invitados. Seguimos el sendero y salimos a un terreno plano y despejado, imagino que así debió ser la plaza, amplia, para recibir a todos los súbditos y visitantes. Unos ranchitos permiten que quienes acampen puedan preparar sus alimentos y, un poco más lejos, están los servicios sanitarios. No nos detenemos. Luego, llegamos a la parte plana, nos sentamos en la hierba, bebemos agua y esperamos que la lancha llegue por nosotros.


Buenos recuerdos

Abordamos la lancha y seguimos río arriba, esto hace el viaje más lento de regreso. El sol está en todo su esplendor, pero de repente una nube nos cubre y, dos minutos después, los ríos celestes se desbordan. La lluvia no cesa por una hora, las bromas no pararon, brotan de cada compañero y hacen el chaparrón más llevadero.
Estuvimos dos horas en contacto con los señores de Cancuén, pero también con los plebeyos, que cantaron, rieron, amaron, sufrieron y disfrutaron de sus días sin saber que nosotros nos enriqueceríamos de su paso por la vida.

jueves, 16 de julio de 2009

Descenso al Hoyo del Cimarrón



Hablar del lugar reta a la imaginación. Es un profundo agujero perforado en sólida roca caliza, ubicado en un área semidesértica en donde los árboles no pasan de los tres metros. Sin embargo, su fondo alberga un silencioso bosque verde intenso con árboles de gran altura,totalmente diferentes a los que se encuentran en su borde.

Ubicado en La Trinidad, en el departamento de Huehuetenango, a un par de kilómetros de la frontera con México,este misterioso abismo ubicado aproximadamente a nueve horas en auto desde la Ciudad Capital, es fuente y motivo de leyendas que fascinan e intimidan a los curiosos que cada año visitan el lugar preguntándose cómo será estar en el fondo y si alguien ha logrado bajar.


Misticismo y leyendas

No faltan los testimonios de personas que dicen haber sentido una gran ansiedad en sus cercanías antes de conocerlo, como si su existencia irradiara una extraña energía que alerta a quienes recorren los caminos próximos. No todos se atreven a pararse en su orilla y, generalmente, en el mirador se inclinan sobre la roca, para tímidamente ver el bosque en su interior y a las aves que suben lentamente en círculos descansando en sus paredes.

La leyenda dice que quienes han intentado bajar han muerto de manera misteriosa y quienes han sobrevivido a tal hazaña se han vuelto locos. Las leyendas son leyendas, pero al contemplar el lugar no deja de pasar por la mente si acaso hay algo de cierto.

Motivados por tantas interrogantes, el 18 de marzo un grupo de 11 exploradores guatemaltecos emprendimos una expedición de estudio hacia este lugar, con el objetivo de tomar muestras de roca y plantas, recorrer su misterioso fondo, adentrarnos en el bosque y buscar especies de flora y fauna que fuesen desconocidas
Una labor de equipo, todos trabajando juntos
El grupo comprendido por dos equipos, uno para el descenso y otro como soporte, seguridad, asistencia y cámaras, comenzó la planificación con tres meses de anticipación evaluando los riesgos.

Para formar parte de la expedición era necesario el conocimiento de cuerdas y equipo de escalada en roca, ascensos, descensos, tranquilidad en situaciones de riesgo y la habilidad de maniobrar a gran altura. Finalmente, el equipo de descenso se conformó por cuatro escaladores experimentados: Manuel Vanegas, Emanuel Lapala y Giancarlo Gazzola y yo.

El equipo de soporte fue conformado por colaboradores y organizadores, junto con una unidad de Bomberos Voluntarios de la 17 Compañía de Huehuetenango para asistencia y primeros auxilios.

Es importante recalcar que el trabajo en equipo comienza en la mesa de planificación, y existía la ventaja de que el equipo de descenso ya había trabajado en otras ocasiones en labores de escaladas y descensos.

Fueron necesarios dos viajes de reconocimiento para medición con GPS (Sistema de Posicionamiento Global), obteniendo como resultados,170 metros de diámetro y 150 en promedio de profundidad, variante desde varias paredes.

En el Cimarrón cabe DOS veces el edificio de Finanzas Públicas. El descenso y ascenso equivalen a bajar y subir por una cuerda dos veces éste edificio.



Preparación y entrenamiento


Bajaríamos con un arnés de cintura, armado junto a un sistema de espalda y pecho proporcionando sostén completo del cuerpo, y unidos a la cuerda por un sistema de descenso. Iríamos preparados con el equipo técnico, para el ascenso en caso de necesitarlo.

Fue vital afinar la condición física pues no utilizaríamos motores, ya que el descenso se haría utilizando nuestras propias fuerzas. Por esa razón realizamos entrenamientos en el puente de La Asunción y simulacros de situaciones de riesgo colgando de la cuerda. Igualmente el simulacro de rescate vertical, que significa asistir y evacuar en la cuerda a integrantes del equipo en pleno descenso y ascenso.

Todos los integrantes de la expedición tomamos cursos de primeros auxilios con la 49 Compañía de Bomberos Voluntarios de Guatemala, especialmente considerando que en el fondo no habría ninguna asistencia adicional disponible.
Los riesgos que enfrentaríamos
El desconocimiento de las condiciones del fondo y la seguridad del bosque.

El primero en bajar estaría solo y sin asistencia mientras se verificaba la seguridad, para que el resto continuara el descenso.

El desplome de roca, con su peso y la velocidad que alcanza al caer, representaba un peligro letal.

Serpientes, alacranes y abejas eran de tener en cuenta, para tomar precauciones adicionales en el campamento.


Llega el momento esperado: descender
Temprano, al día siguiente de arribar, nuestro equipo de descenso hace una revisión final del punto escogido para bajar y comenzamos a preparar los anclajes (donde se amarraría la línea de descenso), igualmente el sistema de poleas para subir a alguien en caso de emergencia, el sistema utilizado reduce al 25 por ciento el peso a cargar. La compañía de las abejas se hizo sentir con un fuerte zumbido, mientras trabajaban en las flores de los árboles circundantes.

El equipo de soporte rodeaba el Cimarrón colocándose en sus posiciones, aún todos tranquilos. De pronto se escuchan por radio las palabras esperadas: ³todos listos², seguido por las respectivas respuestas de cada miembro de la expedición: ³afirmativo². La adrenalina comienza a correr y listos en el borde de la base del descenso, uno a otro hacemos la revisión final del equipo para verificar.

Giancarlo asiste uno a uno en la base de descenso, yo fui el primero en bajar. Una vista impresionante y majestuosa rodeaba cada punto por donde se miraba. La fricción del sistema de descenso y las conversaciones por radio, junto al viento, eran lo único que se escuchaba.

Finalmente, al llegar al fondo el silencio fue impactante, luego de tal emoción se percibe la paz que rodea el lugar.

En ese momento comienza el descenso consecutivo de Manuel, Emanuel y finalmente Giancarlo, quienes ponen en práctica sus años de experiencia. La emoción y un alto grado de concentración invadía a cada uno.

Una vez todos abajo, elevamos la vista y contemplamos el Cimarrón desde abajo: una escena que quién sabe cuántos han tenido el gusto de presenciar. Descansamos y confirmamos al equipo de soporte estar bien. Comenzamos a recorrer la zona rodeando el bosque.

Dimos inicio a la fase de documentación. Una serie de observaciones y fotografías, toma de muestras de plantas, rocas y finalmente, internarnos en el bosque. Manuel y yo realizamos el recorrido final y, luego, me adentro en el bosque cruzándolo diametralmente tomando una serie de fotografías y muestras. Después nos reunimos en el otro extremo.

La curiosidad y el estado de alerta, mezclados con una sensación de fascinación fueron una compañía constante.



Un ascenso aventurado y una noche de paz


Como si la aventura no bastara, Emanuel y Giancarlo iniciaron el ascenso ese mismo día. Prepararon su equipo y luego de confirmar por radio iniciaron la escalada. Les tomó una hora llegar a la base. Su única compañía era el viento y las voces que escuchaban en sus radios, viéndose solamente la luz de sus lámparas moverse en ascenso vertical utilizando sus propias fuerzas.

Subir de noche implicaba alto riesgo, porque no se contaba con ninguna confirmación visual de lo que está sucediendo, pero al mismo tiempo una gran ventaja: las abejas no vuelan en la oscuridad.

Mientras tanto, Manuel y yo ubicamos el único lugar en donde era posible acampar y pasamos la noche en el fondo, para tener más tiempo explorando. Señalamos con barras luminosas el camino hacia la cuerda y un área de resguardo adicional. La noche transcurrió en paz con una magnífica vista y la oportunidad de contemplar el agujero desde abajo de cara a las estrellas y a una luna resplandeciente.


El mítico abismo

El microclima es fresco y con cierta humedad, contrario al encontrado arriba, totalmente seco. El silencio y la vista de las paredes es impresionante. En ellas está acumulada una capa de polvo de varios milímetros que se comprime al tacto y contrario a lo que muchos creen no existen pozas, corrientes de agua o similares. En una de las paredes se avista una fisura donde brilla la humedad, es muy posible que existan corrientes subterráneas cercanas que explicarían la escasa agua que sale de dicha fisura.

El centro del bosque esconde una acumulación de rocas de tamaño y forma diversas apoyando la teoría de que alguna vez fue una enorme cueva cuyo techo colapsó.


Desde arriba pareciera que hay cuevas en uno de los muros, pero son solamente techos de roca inclinada que proyectan una sombra engañosa.

El fondo es más ancho que el borde, como una campana. Esta forma la adquieren los cenotes (agujeros llenos de agua) en donde las corrientes socavan las paredes ampliándolas.

Hay estalactitas pendiendo de agujeros en los muros, a mitad del descenso.

El contrastante bosque con árboles de mediana y gran altura, muy diferente al que rodea el borde, es semi tupido y los arbustos hacen difícil recorrerlo. Solamente encontramos dos extrañas flores, alacranes, arañas, insectos, impresionantes alfombras formadas por finas enredaderas y rocas de gran tamaño rodeadas de huesos de aves. También una serie de plantas de pequeño y mediano tamaño que esperan ser identificadas.


La importancia de un equipo de soporte
Es vital contar con planes emergentes en este tipo de expediciones, entrenamiento, experiencia, una especial planificación y, sobre todo, un grupo confiable de personas capacitadas y dispuestas a auxiliar y asistir. Cada labor por pequeña que parezca, fue la que hizo posible que el descenso fuera un éxito. El equipo de soporte fue integrado por Pedro Mejía y Werner García, respaldados por los Bomberos Voluntarios de la 17 Compañía de Huehuetenango: Irma Estrada, William Vásquez, Walter Gómez, José Cach y Miguel de León.

Leyenda o no, nadie murió y nadie se ha vuelto loco (aún)... o probablemente ya lo estaban por querer bajar.

Esta expedición fue organizada por xplorandoguatemala.com conjuntamente con fotosdeguatemala.com, wildguatemala.com y bigmountainonline.com con el apoyo de viajeaguatemala.com

lunes, 13 de julio de 2009

AVENTURA EN GUATEMALA (EN GENERAL) INTRODUCCIÓN:


ASCENSION DE VOLCANES

Guatemala pone a su disposición 32 volcanes para todos niveles y todos gustos, tres de ellos son todavía activos. El Pacaya con una altitud de 2522m al alcance de todos,el Fuego a 3835m, ascenso difícil de 6/7h y el Santiaguito a 2510m, es el mas belicoso, a observar con mucha precaución y tomando su distancia.
El más alto,el Tajumulco 4220m, techo de América Central, a pesar de su altitud su ascenso es muy accesible. El Tacana, 4092. El Acatenango 3976m probablemente con la vista más bella de Guatemala, ascenso accesible a gente con entrenamiento normal. Es posible combinar el ascenso del Acatenango con el Fuego. El volcán Atitlan 3537m, no es el mas alto pero es el que presenta mas desnivel, 2000m. Muy bonita vista sobre el lago.

RAFTING

En Guatemala hay ríos de todos niveles: 2, 3, 4,5. Salidas de uno a tres días, con paisajes sorprendentes, material en buen estado, guías con experiencias y con medidas de seguridad garantizadas.


SUBMARINISMO (BUCEO)

Si se quieren iniciar al buceo (open water) o perfeccionarse (Advanced o dive master), le sugerimos la isla de Utila, uno de los lugares mas baratos en el mundo para saciar su pasión.


PESCA DEPORTIVA
Uno de los lugares especialmente reputado para la pesca del pez espada es la costa pacifica de Guatemala con algunos hoteles paradisíacos donde podrán combinar con armonía deporte y relajación.


TOUR A BICICLETA
Para todas edades y niveles, desde bajadas con " adrenalina" hasta tours por los valles con vistas estupendas, nos adaptamos a su demanda. Todas las bicicletas están en buen estados y equipadas de shocks delanteros. Tours de 2 horas hasta 10 días


CAMINATAS
El lago de Atitlan se presta maravillosamente para este ejercicio. Podemos variar las dificultades a su nivel. De Panajachel a Santa Cruz, de Santa Cruz a San Marcos. Nos encargamos también de transportar su equipaje. La región de Tikal es más apropiada para caminatas de varios días.


PASEO A CABALLO
Desde un recorrido de 3 horas en las colinas alrededor de Antigua o una excursión de 10 días en la montaña de los Cuchumatanes. Tenemos un rango de opciones para complacerlos.



Julio Sandoval.
¿ NO CLAMA LA SABIDURÍA Y DA SU VOZ LA INTELIGENCIA? … Ah! En las alturas junto al camino, a las encrucijadas de las veredas se para… Oigan porque hablaré de cosas excelentes…y abriré mis labios para cosas RECTAS.
Proverbios 8

domingo, 28 de junio de 2009

Muro de escalada en la zona 1 de la ciudad capital


Si deseas comenzar a escalar en roca, o si ya escalabas y te faltaba un buen lugar para entrenar, buenas noticias: hay un lugar muy completo en el corazón del Centro Histórico de Guatemala.

Para iniciarte en la escalada solamente necesitas tomar la decisión y llegar a la Rocalla. Ahí encontrarás una torre de 8 metros donde podrás entrenarte en técnicas de ascenso, también posee caras adaptadas para la escalada de velocidad.

Acá mismo podrás tomar cursos de iniciación en descensos tipo rapel. No necesitas comprar tu equipo pues acá se te brinda lo necesario.

Si estás aprendiendo y aún tienes problemas con las alturas,también hay un área de boulder (escalada con desplazamiento horizontal a baja altura) donde podrás aprender las diferentes técnicas, movimientos,agarres y posiciones para mantenerte en los muros sin caer.

Los juegos de presas no han sido ni escogidos ni colocados al azar, así que si ya escalas, acá podrás hacer juegos de presas con alto nivel de dificultad con tu grupo de escalada.

¿Por qué escalar?

Escalar es más que desafiar a la gravedad, es una disciplina y deporte donde entrenas a tu mente, al nivel de las exigencias físicas que enfrentas en los muros.

No solo es emocionante, es un excelente desestresante, aumenta la autoconfianza y autoestima a la vez que te relacionas con deportistas. A diferencia de otras disciplinas, la confianza entre escaladores se ve fortalecida porque constantemente se está pendiente del grupo mutuamente a otro nivel.

Lo mejor de todo es que hay buen espacio, colchonetas para movimientos difíciles en el muro de boulder, snacks y bebidas, y sobre todo, es administrado por escaladores que te podrán orientar si te estás iniciando e igualmente si ya estabas en este mundo de la escalada.

El sistema es por cursos, que son programados especialmente para que aumentes tu nivel gradualmente, con diferentes horarios para escoger. De igual manera puedes llegar con tus zapatos de escalada y bolsa de magnesio para entrenar, pagando solamente el tiempo que estarás escalando.

Dónde encontrar el muro de escalada

Está ubicado en la 5ª calle 9-43 de la zona 1, puedes obtener más información en el 502) 59128454 y en el (502) 55897404. Escribe a larocalla@hotmail.com para más información

JULIO SANDOVAL


martes, 16 de junio de 2009

Pino Dulce, Jalapa. Canopy y puentes colgantes

En el departamento de jalapa, entre las montañas donde al guardar silencio se escucha el susurro del viento, donde el ojo humano no capta otro color que no sea el café de la tierra y lo verde de la profundidad del bosque... el canopy,rappel, puentes colgantes, columpios gigantes, piscinas,ríos con cascadas y senderos ecoturísticos dan la bienvenida.

Este es el caso del Parque ecoturístico Pino Dulce, realmente un relax para la vida que enfrentamos todos los días en la ciudad y un gran privilegio el encontrar un ambiente de seguridad y confianza entre su gente.

¿Porque el nombre Pino dulce?

Pues en el área crece una variedad de pino muy especial llamado así. La copa de los árboles sobresale a la espesura de los bosques y saluda al visitante con una majestuosidad impresionante.

Para que se tenga una idea dos personas tomadas de las manos no son suficientes para lograr abrazar la base de dichos árboles, realmente su tamaño es impresionante.

En honor a estos árboles se da el nombre al parque "Pino Dulce"

Comida en Pino Dulce

Para las amas de casa que no deseen continuar con el trajín de preparar alimentos hasta ese día especial, pues en el parque encontramos alimentos, un almuerzo Mmmmm, muy bueno.

Para ese día el menú es o será el siguiente: pollo o carnita asada, un cuarto de libra,( estamos hablando de “cuartos de comida” ,no cuartos de alcohol, verdad?) frijolitos colados, arroz, una papa grande cocida (no al horno) a la olla de barro, dos cebollas asadas, queso, chirmolito de puro tomate al gusto, chile a la vinagreta, tres tortillas de puro maíz y un refresco. …Ay malaya, ya me dio hambre!!!

Canopi y puentes colgantes

En lo personal me quedé muy satisfecho, por supuesto que todo este menú se disfruta luego de la descarga de adrenalina en la principal atracción del parque, ¿a qué me refiero? a la práctica del Kanopy / Canopi: Cables de acero que están instalados sobre la copa de los árboles, y realmente no es de cerrar los ojos ni llenarse de miedo, es... disfrutar el momento, es dejar volar nuestra imaginación y desear que no existieran cables para desplegar nuestras alas y volar junto a las aves, "Realmente seria Hermoso" … Por Q100.00 tiene derecho a 12 cables lo que incluye el pasar dos puentes colgantes y la única responsabilidad que tiene uno es de activar el freno 10 metros antes de llegar a la rampa, algo que realmente cuesta un poco cuando no se tiene costumbre ya que toma un poco de velocidad pero pronto se aprende….y no hay esa cama inflable que pone Choho en su casa…NO la hay!!!!!!



El puente más largo es el que más emociona. Este requiere de arnés que se une a la línea superior para evitar "sorpresas" y garantizara así la seguridad.

Al finalizar los 12 cables bien vale la pena el chapuzón en la piscina, por ese motivo no hay que olvidar la pantaloneta y lo necesario para un buen baño.

El derecho de ingreso al parque es de Q25.00 por persona, el almuerzo Q25.00

Realmente vale la pena disfrutar un fin de semana rodeado de naturaleza y para el día lunes iniciar una nueva semana y especialmente comentar con los compañeros de trabajo que existen lugares hermosos en nuestra Guatemala


Entre las atracciones de Pino Dulce encontramos:

Senderos, ambiente natural, puentes colgantes, piscinas, columpios gigantes, ríos con cascadas, canchas deportivas, paseos a caballo, carpas para acampar, ranchos con churrasquearas, rancho para eventos, servicio de bus, guías, seguridad y amables anfitriones.

Se encuentra a 2,600 metros de altura sobre el nivel del mar por lo que el clima es de fresco a frío. Se recomienda llevar ropa de abrigo.



¿Como llegar a Pino Dulce?

Muy fácil podemos viajar en automóvil, motocicleta, o bicicleta si lo desean. Nosotros siempre lo hacemos en moto y por lo general lo hacemos buscando nuevas rutas entre la montaña, hoy llegamos a nuestro destino iniciando de San José Pinula cruzando las siguientes aldeas: Concepción Pinula, El Sombrerito, Parras, Parritas, Sabaneta, El Rinconcito, Chapas hasta llegar a Casillas.

Luego tomamos la carretera hasta llegar a Mataquescuintla, antes de llegar a Mataques… está el desvío hacia Jalapa, muy buena carretera de aproximadamente 8 a 10 kms. de ese desvío está la entrada al parque.

Si llega desde Carretera al Salvador, el ascenso que lleva hacia Jalapa termina precisamente unos cuantos metros antes de la entrada del Parque. Todos los accesos mencionados son aptos para vehículo tipo sedán normal, no se requiere auto de doble tracción. Ruta en excelente estado

JULIO SANDOVAL




jueves, 19 de febrero de 2009

El hallazgo de las cataratas de Tzuul Tak'a


Nunca antes reportada,esta caída de 115 metros, podría ser la más alta de Centro América. Se encuentra en un apartado bosque de la Sierra de las Minas, entre Alta Verapaz, Izabal y Zacapa. Esta es la crónica de su descubrimiento.

En junio de 2002, durante el ascenso al cerro El Picudo, en la Sierra de las Minas, tuvimos noticias de la posible existencia de una caída de agua en la región, gracias a Ovidio Agustín, habitante de la aldea Morán, de Río Hondo,Zacapa,y gran conocedor de estas montañas. Nos contó que, al internarse de cacería en la montaña por tres o cuatro días, había visto, de lejos, un río que desaparecía. Lo más probable es que se despeñara en un gran barranco,pero nunca se animó a llegar al borde.

Con esta información, el grupo de montañistas Tzuul Tak’a mantuvo la inquietud de explorar la región y encontrar la sospechada catarata. De hecho,desde el año 2000 nuestra actividad se había concentrado en esa sierra, donde hemos escalado 28 cerros y explorado otras ocho caídas de agua.

Por fin, la expedición se planificó para el 28 de noviembre de 2005, con tres montañistas: Luis de la Vega, José Andrés Quintana y el autor de esta crónica. Contábamos con tres guías: Misael Aldana, Henry Orellana y Kelvin Agustín, todos vecinos de Morán,quienes a pesar de su conocimiento de la región afirmaron nunca haber visto la catarata.


Al pie de la aventura

Partimos el 28 de noviembre hacia Morán, donde pasamos la noche. A las 5.30 horas del martes 29 salimos a pie por una vereda estrecha, que por momentos parecía perderse entre bosques de pino, liquidámbar, zacatales y zarzas. Atravesamos cinco ríos de aguas limpias y bebibles, sorteando empinadas laderas. Llegamos a la cumbre de la Sierra tras cinco horas y media de caminata. Desde allí puede verse, de un lado, la vertiente del Motagua, en Zacapa, y por el otro, la del Polochic, en Izabal. La selva es muy exhuberante. Muy poca luz se cuela, aunque todavía es mediodía.

Los guías nos dijeron que hasta aquí sólo se aventura, muy ocasionalmente, algún cazador. Es una zona remota y no hay vereda definida. La caminata es lenta y agotadora, por lo inclinado y resbaladizo del terreno. Por si fuera poco, llovió y se formó abundante lodo. Pasamos otros riachuelos crecidos, recorriéndolos en su cauce. Para no ser arrastrados por la corriente, nos sujetábamos de rocas cubiertas de musgo.

Con las manos y los pies nos sujetamos de troncos y raíces al borde de profundas laderas. A eso de las 14 horas estábamos agotados y deshidratados. La recomendación de los guías fue acampar en el único sitio disponible, que ni siquiera era plano, aunque estaba cerca de un pequeño manantial.

Había espacio sólo para dos tiendas pequeñas y una champa hecha de nailon y hojas de pacaya. Yo me sentía esmorecer, y los compañeros, igual. Eran las 14.30 pero estaba oscuro y el cielo lucía nublado, como anunciando lo que sucedería después: la llegada de la lluvia. Habíamos caminado ya durante 7 horas y 47 minutos.
La noche pasó con lluvia constante y fuerte. El agua se entró en las carpas y para colmo, la duda: ¿Encontraríamos algo mañana?


Tercer día: el hallazgo

Empezamos a seguir el curso de un pequeño río, el cual repentinamente desaparecía. Debe ser el que refería el cazador Agustín. Sin duda se despeña en un precipicio, que parece ser bastante profundo. No podemos acercarnos hasta la orilla, porque es una garganta flanqueada por rocas altas y lisas. No se oye ruido alguno del chorro al caer, pero a lo lejos se ven las montañas. La altitud en este punto es de mil 405 metros sobre el nivel del mar.

El caso es que ahora había que buscar una forma de bajar hasta al fondo del barranco, para ver la catarata desde abajo, si es que la había.


Bordeamos el barranco por el lado derecho, abriendo brecha en la espesa vegetación. Fuimos descendiendo por una ladera con 55 grados de inclinación. Nos sujetamos de lo que podíamos: arbustos, bejucos y ramas. Nos amarrábamos para evitar alguna caída, pues sabemos que la población más cercana está a no menos de 10 horas a pie. Aquí no llega la señal del celular ni podría, en caso de urgencia, aterrizar un helicóptero. Ello por no mencionar que el servicio médico más cercano estaría en Río Hondo, a unas 18 horas de camino. Sin embargo, nos animaba el deseo de ver algo que nunca nadie había visto, y de pronto se empezó a oír el característico ruido de un gran chorro al chocar contra la roca. La emoción crecía, pero aún no veíamos nada.

De Viajando en Guatemala

Tras dos horas y 35 minutos de camino desde la partida del campamento, llegamos al fondo del precipicio y nos encontramos frente al portento blanco: una cascada de incomparable belleza, nunca antes reportada. El altímetro marcó mil 265 metros, lo cual indica que no sólo sería la caída más alta de Guatemala sino probablemente de Centroamérica, con 115 metros de altura. Las 19 horas de caminata efectiva (tomando en cuenta el largo camino de regreso), valieron la pena.

Aquella maravilla no tenía nombre, pues jamás se había sabido de su existencia, y en un arranque de emoción la bautizamos con el nombre del grupo: Tzuul Tak’a.

Emprendimos el regreso y llegamos al campamento a eso de las 15 horas. Comimos y nos acostamos temprano. Afortunadamente, esa noche no llovió. A las 8.41 del día siguiente empezamos el descenso.

Realizamos una segunda expedición, en febrero 2006. En esa ocasión, la medida con altímetro arrojó el dato de 125 metros de altura. La diferencia respecto del primer cálculo pudo deberse a que el clima hace variar la presión barométrica. Por otra parte, la medición con GPS nos indicó 118 metros de altura, por lo que optamos por quedarnos con el primer dato: mide no menos de 115 metros.


Un espectáculo remoto

La catarata Tzuul Tak’a se forma por la Quebrada del Picudo, que nace apenas unos dos kilómetros arriba, alimentada por pequeños riachuelos. El caudal no es mucho, pero sí lo suficientemente grande como para formar una caída visible y definida. El chorro blanco cambia de forma por las ráfagas de viento.

Frente a ella, platicamos acerca de la posibilidad de que aún haya cascadas sin descubrir en Guatemala. Incluso de que podrían existir otras aún más altas, sin embargo, la creciente deforestación amenaza con desaparecerlas para siempre.
Por ahora admiramos el espectáculo de Tzuul Tak’a y pensamos en el tremento esfuerzo que hará falta para salir de este apartadísimo sitio. Sin embargo llevamos en los sentidos la alegre sensación de haber encontrado algo verdaderamente único.

De Viajando en Guatemala
El vuelo del agua
Esta es la lista de las 10 caídas más altas de Guatemala.

El equipo de montañismo Tzuul Tak’a propone las siguientes como las cascadas de mayor altura en el país. Hasta ahora, se consideraba al Salto de Chilascó, Baja Verapaz, la más alta. Aquí se muestra que hay otras tres más altas, lo cual no disminuye su atractivo ni su valor como destino turístico.

  • 1. Tzuul Tak’a, El Estor, Izabal, 115 metros.
  • 2. Pajaj, Soloma, Huehuetenango, 100 metros.
  • 3. Sin nombre, del río Don Domingo, Teculután, Zacapa, 90 metros.
  • 4. El Santuario, Chuvá, Quetzaltenango, 80 metros.
  • 5. Salto de Tucurú, San Miguel Tucurú, Alta Verapaz, 70 metros.
  • 6. Salto de Chilascó, San Jerónimo, Baja Verapaz, 70 metros.
  • 7. Santa Rosalía I, 65 metros; Santa Rosaía II, 60 metros, Teculután, Zacapa.
  • 8. Santa Avelina, San Juan Cotzal, Quiché, 60 metros.
  • 9. Salto de Granados, Granados, Baja Verapaz, 40 metros.
  • 10. Chorro de Cunén, Cunén, Quiché, 35 metros.

Autor: Carlos Beteta