jueves, 16 de julio de 2009

Descenso al Hoyo del Cimarrón



Hablar del lugar reta a la imaginación. Es un profundo agujero perforado en sólida roca caliza, ubicado en un área semidesértica en donde los árboles no pasan de los tres metros. Sin embargo, su fondo alberga un silencioso bosque verde intenso con árboles de gran altura,totalmente diferentes a los que se encuentran en su borde.

Ubicado en La Trinidad, en el departamento de Huehuetenango, a un par de kilómetros de la frontera con México,este misterioso abismo ubicado aproximadamente a nueve horas en auto desde la Ciudad Capital, es fuente y motivo de leyendas que fascinan e intimidan a los curiosos que cada año visitan el lugar preguntándose cómo será estar en el fondo y si alguien ha logrado bajar.


Misticismo y leyendas

No faltan los testimonios de personas que dicen haber sentido una gran ansiedad en sus cercanías antes de conocerlo, como si su existencia irradiara una extraña energía que alerta a quienes recorren los caminos próximos. No todos se atreven a pararse en su orilla y, generalmente, en el mirador se inclinan sobre la roca, para tímidamente ver el bosque en su interior y a las aves que suben lentamente en círculos descansando en sus paredes.

La leyenda dice que quienes han intentado bajar han muerto de manera misteriosa y quienes han sobrevivido a tal hazaña se han vuelto locos. Las leyendas son leyendas, pero al contemplar el lugar no deja de pasar por la mente si acaso hay algo de cierto.

Motivados por tantas interrogantes, el 18 de marzo un grupo de 11 exploradores guatemaltecos emprendimos una expedición de estudio hacia este lugar, con el objetivo de tomar muestras de roca y plantas, recorrer su misterioso fondo, adentrarnos en el bosque y buscar especies de flora y fauna que fuesen desconocidas
Una labor de equipo, todos trabajando juntos
El grupo comprendido por dos equipos, uno para el descenso y otro como soporte, seguridad, asistencia y cámaras, comenzó la planificación con tres meses de anticipación evaluando los riesgos.

Para formar parte de la expedición era necesario el conocimiento de cuerdas y equipo de escalada en roca, ascensos, descensos, tranquilidad en situaciones de riesgo y la habilidad de maniobrar a gran altura. Finalmente, el equipo de descenso se conformó por cuatro escaladores experimentados: Manuel Vanegas, Emanuel Lapala y Giancarlo Gazzola y yo.

El equipo de soporte fue conformado por colaboradores y organizadores, junto con una unidad de Bomberos Voluntarios de la 17 Compañía de Huehuetenango para asistencia y primeros auxilios.

Es importante recalcar que el trabajo en equipo comienza en la mesa de planificación, y existía la ventaja de que el equipo de descenso ya había trabajado en otras ocasiones en labores de escaladas y descensos.

Fueron necesarios dos viajes de reconocimiento para medición con GPS (Sistema de Posicionamiento Global), obteniendo como resultados,170 metros de diámetro y 150 en promedio de profundidad, variante desde varias paredes.

En el Cimarrón cabe DOS veces el edificio de Finanzas Públicas. El descenso y ascenso equivalen a bajar y subir por una cuerda dos veces éste edificio.



Preparación y entrenamiento


Bajaríamos con un arnés de cintura, armado junto a un sistema de espalda y pecho proporcionando sostén completo del cuerpo, y unidos a la cuerda por un sistema de descenso. Iríamos preparados con el equipo técnico, para el ascenso en caso de necesitarlo.

Fue vital afinar la condición física pues no utilizaríamos motores, ya que el descenso se haría utilizando nuestras propias fuerzas. Por esa razón realizamos entrenamientos en el puente de La Asunción y simulacros de situaciones de riesgo colgando de la cuerda. Igualmente el simulacro de rescate vertical, que significa asistir y evacuar en la cuerda a integrantes del equipo en pleno descenso y ascenso.

Todos los integrantes de la expedición tomamos cursos de primeros auxilios con la 49 Compañía de Bomberos Voluntarios de Guatemala, especialmente considerando que en el fondo no habría ninguna asistencia adicional disponible.
Los riesgos que enfrentaríamos
El desconocimiento de las condiciones del fondo y la seguridad del bosque.

El primero en bajar estaría solo y sin asistencia mientras se verificaba la seguridad, para que el resto continuara el descenso.

El desplome de roca, con su peso y la velocidad que alcanza al caer, representaba un peligro letal.

Serpientes, alacranes y abejas eran de tener en cuenta, para tomar precauciones adicionales en el campamento.


Llega el momento esperado: descender
Temprano, al día siguiente de arribar, nuestro equipo de descenso hace una revisión final del punto escogido para bajar y comenzamos a preparar los anclajes (donde se amarraría la línea de descenso), igualmente el sistema de poleas para subir a alguien en caso de emergencia, el sistema utilizado reduce al 25 por ciento el peso a cargar. La compañía de las abejas se hizo sentir con un fuerte zumbido, mientras trabajaban en las flores de los árboles circundantes.

El equipo de soporte rodeaba el Cimarrón colocándose en sus posiciones, aún todos tranquilos. De pronto se escuchan por radio las palabras esperadas: ³todos listos², seguido por las respectivas respuestas de cada miembro de la expedición: ³afirmativo². La adrenalina comienza a correr y listos en el borde de la base del descenso, uno a otro hacemos la revisión final del equipo para verificar.

Giancarlo asiste uno a uno en la base de descenso, yo fui el primero en bajar. Una vista impresionante y majestuosa rodeaba cada punto por donde se miraba. La fricción del sistema de descenso y las conversaciones por radio, junto al viento, eran lo único que se escuchaba.

Finalmente, al llegar al fondo el silencio fue impactante, luego de tal emoción se percibe la paz que rodea el lugar.

En ese momento comienza el descenso consecutivo de Manuel, Emanuel y finalmente Giancarlo, quienes ponen en práctica sus años de experiencia. La emoción y un alto grado de concentración invadía a cada uno.

Una vez todos abajo, elevamos la vista y contemplamos el Cimarrón desde abajo: una escena que quién sabe cuántos han tenido el gusto de presenciar. Descansamos y confirmamos al equipo de soporte estar bien. Comenzamos a recorrer la zona rodeando el bosque.

Dimos inicio a la fase de documentación. Una serie de observaciones y fotografías, toma de muestras de plantas, rocas y finalmente, internarnos en el bosque. Manuel y yo realizamos el recorrido final y, luego, me adentro en el bosque cruzándolo diametralmente tomando una serie de fotografías y muestras. Después nos reunimos en el otro extremo.

La curiosidad y el estado de alerta, mezclados con una sensación de fascinación fueron una compañía constante.



Un ascenso aventurado y una noche de paz


Como si la aventura no bastara, Emanuel y Giancarlo iniciaron el ascenso ese mismo día. Prepararon su equipo y luego de confirmar por radio iniciaron la escalada. Les tomó una hora llegar a la base. Su única compañía era el viento y las voces que escuchaban en sus radios, viéndose solamente la luz de sus lámparas moverse en ascenso vertical utilizando sus propias fuerzas.

Subir de noche implicaba alto riesgo, porque no se contaba con ninguna confirmación visual de lo que está sucediendo, pero al mismo tiempo una gran ventaja: las abejas no vuelan en la oscuridad.

Mientras tanto, Manuel y yo ubicamos el único lugar en donde era posible acampar y pasamos la noche en el fondo, para tener más tiempo explorando. Señalamos con barras luminosas el camino hacia la cuerda y un área de resguardo adicional. La noche transcurrió en paz con una magnífica vista y la oportunidad de contemplar el agujero desde abajo de cara a las estrellas y a una luna resplandeciente.


El mítico abismo

El microclima es fresco y con cierta humedad, contrario al encontrado arriba, totalmente seco. El silencio y la vista de las paredes es impresionante. En ellas está acumulada una capa de polvo de varios milímetros que se comprime al tacto y contrario a lo que muchos creen no existen pozas, corrientes de agua o similares. En una de las paredes se avista una fisura donde brilla la humedad, es muy posible que existan corrientes subterráneas cercanas que explicarían la escasa agua que sale de dicha fisura.

El centro del bosque esconde una acumulación de rocas de tamaño y forma diversas apoyando la teoría de que alguna vez fue una enorme cueva cuyo techo colapsó.


Desde arriba pareciera que hay cuevas en uno de los muros, pero son solamente techos de roca inclinada que proyectan una sombra engañosa.

El fondo es más ancho que el borde, como una campana. Esta forma la adquieren los cenotes (agujeros llenos de agua) en donde las corrientes socavan las paredes ampliándolas.

Hay estalactitas pendiendo de agujeros en los muros, a mitad del descenso.

El contrastante bosque con árboles de mediana y gran altura, muy diferente al que rodea el borde, es semi tupido y los arbustos hacen difícil recorrerlo. Solamente encontramos dos extrañas flores, alacranes, arañas, insectos, impresionantes alfombras formadas por finas enredaderas y rocas de gran tamaño rodeadas de huesos de aves. También una serie de plantas de pequeño y mediano tamaño que esperan ser identificadas.


La importancia de un equipo de soporte
Es vital contar con planes emergentes en este tipo de expediciones, entrenamiento, experiencia, una especial planificación y, sobre todo, un grupo confiable de personas capacitadas y dispuestas a auxiliar y asistir. Cada labor por pequeña que parezca, fue la que hizo posible que el descenso fuera un éxito. El equipo de soporte fue integrado por Pedro Mejía y Werner García, respaldados por los Bomberos Voluntarios de la 17 Compañía de Huehuetenango: Irma Estrada, William Vásquez, Walter Gómez, José Cach y Miguel de León.

Leyenda o no, nadie murió y nadie se ha vuelto loco (aún)... o probablemente ya lo estaban por querer bajar.

Esta expedición fue organizada por xplorandoguatemala.com conjuntamente con fotosdeguatemala.com, wildguatemala.com y bigmountainonline.com con el apoyo de viajeaguatemala.com

1 comentario:

  1. Siempre me ha llamado la atención lo que se informa con respecto de "El Hoyo Cimarrón". Es más, frecuentemente busco información acerca de él en la red. Hoy me causa placer saber que al menos hay un poco más de información interesante. Lo que no me gusta, es que no hayan acompañado de fotografías el relato. Recuerden, las fotos son evidencia.

    >Mis saludos.
    jlandromed@yahoo.com

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